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En medio de la terrible crisis de mi amada Venezuela, sometida ante un inclemente régimen criminal que ahora exhibe nuestra bandera con los colores de la extrema necesidad, es imposible olvidar a los más de 300 jóvenes que desde el 2014, han perdido sus vidas en la lucha por la libertad.

Sin embargo, me pregunto: ¿Dónde estaba la generación de los 70? Si naciste en cualquier año de la década de los 70, hoy cuentas con una edad promedio entre los 40 y 50 años, entonces ¿Por qué no luchas por tu país? Esta pregunta permanente la hago a todos mis contemporáneos amigos, y la respuesta es casi siempre la misma: «No puedo arriesgar mi vida porque tengo que velar por mis hijos».

Esta respuesta no solo tiene basamento válido, sino que forma parte de una obligación natural irrenunciable, pero si en tiempos de independencia los hombres y mujeres que lucharon y entregaron sus vidas en los campos de batalla hubiesen dicho lo mismo, la increíble hazaña bolivariana hoy solo fuera una fantasía o leyenda.

Tener entre 40 y 50 años te convierte en un ciudadano de máxima experiencia, pues ya no eres el joven de ayer, pero tampoco tienes los pasos cansados de tus padres, ni la fragilidad de tus abuelos, quiere decir que eres un ser humano óptimo aún lleno de fuerzas, que como dijo un poeta popular «todavía puedes y sabes cómo». Cada quien debe tomar sus propias decisiones, pero si has decido velar por tus hijos en silencio y en plena complacencia de someterte a una esclavitud en medio de un laberinto sin salida, ahora soy yo quien te pregunta: ¿Qué clase de futuro estas construyendo para tus hijos?

Nuestros héroes fueron Kaliman, El Llanero Solitario, El Cisco Kid, Los Magníficos, El Hombre Biónico, Hulk, el Zorro y un poco más genuino el Santo «El Enmascarado de Plata», ellos pudieron ser ficción, pero nosotros crecimos llenos de valor, sin miedo, con valentía, siendo nuestros padres los héroes verdaderos que nos dieron una educación de altura y una formación ejemplar.

Con estas líneas, solo quise compartir con ustedes, tal vez una fábula más, pero si despierta la generación de los 70, también despertará la auténtica Venezuela.