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Cada una de las letras que hoy conforman los presentes párrafos, son más que las acostumbradas palabras utilizadas para sellar los artículos de opinión que escribo semana tras semana, representan esas palabras de desahogo que personalmente me han permitido transcender y expresar una realidad que hoy agobia el pensamiento de una generación que solo ha conocido el amargo sabor de vivir bajo las tinieblas del socialismo.

A diario es persistente una nube densa, pesada de desesperanza que envuelve como una especie de neblina los pensamientos de los ciudadanos venezolanos en general. Pero existe una generación naciente a la que el socialismo ha marcado notablemente con un rastro de depresión y que cada vez más se hace dueña de los pensamientos generados por un subconsciente influenciado por las sombras de un sistema que ha decidido romper los deseos y sepultar los sueños de una juventud venezolana totalmente irreverente.

El equilibrio emocional de gran parte de la juventud venezolana pende de un hilo, tanto como para los que por diversas razones decidieron mantenerse en el país, como para quienes decidieron salir de nuestro territorio casi de manera forzosa. Para quienes decidimos regresar, o mantenemos aquí, es normal sentirnos nerviosos, la incertidumbre de nuestro futuro se presenta en los momentos dónde menos esperamos, dudas que nos hacen preguntarnos:

¿Qué será de nuestro futuro?
¿Qué debemos hacer?
¿Dónde quedarán esos sueños por los cuales he luchado tanto?

Incógnitas que simplemente no sabemos cómo responder, dónde la confusión se hace presente y dificulta nuestra forma de actuar, es que por más esfuerzo con alma y corazón que exista de nuestra parte, las dificultades impuestas por el Estado Criminal venezolano cortan nuestra fe y suele lanzarnos fuertemente contra el suelo. Dejar de lado nuestra moral no es una opción, pisotear nuestra ética y nuestros valores ciudadanos es totalmente inviable para muchos, aunque la situación no sea del todo apremiante, contexto que le ha permitido a las mafias que en sus manos controlan el poder profundizar sus novias influencias, envolviendo con dulces promesas de estatus y poder a través de unas cuantas armas, botas y un uniforme, y todo con la única finalidad de comprar la consciencia de los más vulnerables por una cuota indiscutible de lealtad y fidelidad.

Estoy plenamente seguro, de que no soy el único, sé que muchos han pasado por días largos, dónde las lágrimas y el insomnio se suman al dolor de toda esta situación, pero como generación promesa, debemos responder con fortaleza, enfocarnos todos en imponer nuestra esperanza, imponer nuestras ganas de conquistar nuestra libertad, liderar desde todos los espacios posibles las acciones que nos permita contrarrestar las tempestades del socialismo, cómo siempre lo digo una y otra vez sobreponernos a las dificultades, porque sin dudas quienes apostamos a un país nuevo somos más, muchos más.
¡MUERA LA TIRANIA Y VIVA LA LIBERTAD!