La libertad individual es un pilar fundamental de cada sociedad exitosa, ésta coloca al individuo en el centro brindándole la mejor oportunidad. Al contrario del colectivismo, que intenta despojar al individuo de la razón, llevándote a defender causas completamente en contra de la libertad.
¿Qué es un buen colectivista?
Para empezar, un ser resentido con miedo al pensamiento racional, ese que sólo vive de otros, aquel que sólo es capaz de avanzar tras artimañas y mentiras. El colectivista le tiene miedo a competir, así que por eso prefiere a un grupo de personas que puedan manipular y tratar de engañar con un discurso de victimización.
El colectivista le encanta decir: «Ustedes son unos egoístas que no piensan en nadie». Como si ser egoísta fuese un insulto. Lo que ellos no entienden es que el egoísmo es una de las ramas más hermosas de la libertad individual.
En un sistema donde se valore la individualidad, el colectivista no tendría oportunidad. No importa los discursos que usen, la mayoría de personas no quieren ser encasilladas en un grupo, no quieren ser víctimas, ni mucho menos que le digan lo que tienen que hacer.
Nosotros los liberales auténticos, los individualistas, debemos considerar inaceptable este tipo de actitudes, debemos luchar contra este espíritu colectivista que sólo quiere una sociedad de arrodillados, ese que quiere decirte como vestir, que comer y hasta como y donde das tu opinión, ese que le tiene miedo a competir, ese ser que se cree intocable. Dan asco, dan pena.
Al final, una gran sociedad es aquella que termina siendo la suma de individuos libres.
Isabella Antichan – Vente Yaracuy
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