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Por paradójico que parezca, la cultura de izquierda permea profundamente en partidos políticos que le hacen oposición al régimen socialista de Nicolás Maduro, y que evidentemente fueron los padres de lo que hoy se conoce como “socialismo del siglo XXI”; esa mezcla confusa de multitud de elementos, de marxismo, teología de la liberación, populismo, keynesianismo, de paternalismo estatal y proteccionismo que tan claramente ha dominado por muchas décadas en nuestra sociedad y que son los culpables de la destrucción de Venezuela, son los mismos que ahora prometen reparar el daño causado en nuestro país.

La socialdemocracia y el socialcristianismo surgieron en una época en que la teoría económica parecía pertenecer a la prehistoria de la humanidad puesto que tienen poco conocimiento de economía, por ende, ambas corrientes socialistas no permitieron  el verdadero desarrollo de nuestra nación. En  la mal llamada “4ta república” imperaron estas corrientes políticas condenando al país a tener que enfrentar al socialismo carnívoro de Hugo Chávez.

El profesor Emeterio Gómez, hace una reflexión interesante en su monografía “La economía venezolana y la cultura de izquierda” donde precisa lo siguiente:

El socialdemócrata dice ufano “empleo seguro para todos; y, salarios” y el socialcristianismo lo secunda presto, con ese inefable “la economía sólo tiene sentido si está al servicio del hombre”. Al toparse, ambos se hermanan para afirmar que únicamente a los reaccionarios puede ocurrírseles pensar en la teoría económica y en la escasez. Estas dos corrientes políticas se definen pues, por esa pretensión poderosa -a partir de la Primera Guerra Mundial-, de colocar la dimensión social del hombre no sólo por encima, sino en lugar de su dimensión económica.

El “welfare state”, los programas de ayuda social y el pleno empleo hicieron que durante cuarenta o cincuenta años la humanidad se olvidara por completo de un pequeño detalle, a saber, la fuente inagotable de la cual saldrían los recursos para financiar tan hermosos ideales.

En todo este periodo, demasiados factores favorables se dieron cita para impulsar a la socialdemocracia y al socialcristianismo.

Además de la ya mencionada debacle de la teoría económica neoclásica, bastión inigualable para la defensa de una concepción de lo humano, en la cual la escasez juega un papel decisivo; el crecimiento arrollador del Estado en occidente y el avance incontenible del socialismo (1917-1949) en el Este, colocaban en el lugar privilegiado a las doctrinas políticas que daban primicia a lo social.

El auge que llegó a tener algo tan irrealizable como la “propiedad comunitaria”, rescatada posteriormente por socialcristianos latinoamericanos, no es del todo ajeno a la posibilidad de que el “fantasma del comunismo” cobrase cuerpo en la Unión Soviética. Ambas doctrinas sociopolíticas tienen un enfoque a lo “social”, lo que constituye un desconocimiento pleno de economía, puesto que a partir de la caridad, la solidaridad y la comprensión, no se pueden tener de la sociedad mercantil y aun de cualquier tipo de sociedad, más que una pobre caricatura. Puesto que a partir de los sentimientos morales no se puede entender la sociedad y, por supuesto, mucho menos la economía capitalista.

Para superar las limitaciones, Smith, escribió La Riqueza de las Naciones. La economía capitalista solo podía ser entendida a partir de lo que es su núcleo constitutivo, el egoísmo. Todo lo demás es cerrar los ojos para tapar el sol. “No le pidas al comerciante, al emprendedor o al empresario que produzcan para satisfacer las necesidades de sus clientes; recuérdales que simplemente obtendrán una ganancia y no habrá excusa de hacer un mejor producto o de ofrecer un mejor servicio”.

Cuando se intenta hacer creer que la economía funciona a partir del amor y la solidaridad por algunas personas,  se produce esa lastimosa caricatura que los socialcristianos llaman economía; que no es otra cosa que la destrucción de la misma.

En este sentido, los venezolanos debemos apostar por verdaderas opciones de cambios; no se trata de volver al pasado, se trata de avanzar hacia un futuro lleno de libertad para garantizar la prosperidad y el progreso de nuestra nación.

@julio17_gtz