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Decía en mis anteriores escritos que una gran tarea impostergable para la recuperación del país, una vez logremos retornar al Estado de Derecho y la senda de un sistema democrático que nunca debimos abandonar, es reeducar al ciudadano, a ese “nuevo ciudadano con un chip de rancho en su cabeza”; en ese mismo análisis, quiero ahondar un poco más acerca de lo que nos une o nos distancia.

Es necesario que no permitamos que se repita la actual pesadilla como especie de tragedia griega, es lo peor que nos puede pasar en un país con la actual y profunda crisis económica, social, ética y moral que vivimos. A manera de axioma que cada quien debe analizar sobre su veracidad, lo que une o separa a los ciudadanos no son sus diferencias, que de hecho son algo natural, las diferencias individuales, por ejemplo, son algo innegable.

Pues bien, esas diferencias no son lo que nos distancian, y para decirlo con algo de jocosidad, además de la medida de distanciamiento social por lo de la pandemia, hay algo más fuerte que nos aleja y son, aunque muchos no lo crean: Los valores.

Mientras más débiles o nulos sean los valores, mayor el distanciamiento, división y confrontación. Mientras más fuertes sean los valores (respeto, fraternidad, solidaridad, cooperación, humildad, honestidad, libertad y justicia) mayor será la cohesión social.

Se ha manipulado la mente de ciudadanos bastantes débiles y sin criterio, y sirva el siguiente ejemplo para aclarar. Utilicemos apenas el valor del trabajo, que es bastante significativo en el contexto social, pues es uno de los pilares más importantes de la economía en la sociedad.

Visto desde dos aristas muy opuestas. El trabajo honesto, el trabajo tesonero, el trabajo sobre la base de los méritos indudablemente que trae como consecuencia un beneficio, lo denomino: Armonía y paz laboral.

En síntesis, fraternidad, unión y acercamiento. Por otro lado, el trabajo deshonesto, que no debería ni llamarlo trabajo, es decir: Toda actividad ilícita, de un comercio con especulación, de una labor con explotación, trae como consecuencias: Tensión, inseguridad, lucro desmedido, injusticia, es decir, distanciamiento y desconfianza.
Comparto esta reflexión en esta difícil situación coyuntural.

Por muy distantes que sean las diferencias, si existe un arraigado valor de fraternidad y conmiseración de amor y de bondad, de raciocinio y entendimiento, no existirá separación que pretendan imponernos, sino sólida unidad.

Podemos pensar diferente, y le pido a Dios que por una escala de valores que nos han desmoronado, que han sistemáticamente destruido, no lleguemos a una absurda situación que lamentar. Es decir, que la sangre no llegue al río, pues luego tendrán el descaro de taparlo todo como en otrora época, con una bendita comisión encubridora o tergiversadora de la verdad.

Colofón: Se puede abogar por la paz mediante la no violencia y la desobediencia vivil, siempre enarbolando los derechos consagrados en nuestro texto Constitucional. La Paz se obtendrá diciendo un NO rotundo a las mentiras, al fraude, a la corrupción, al engaño y al amedrentamiento, lo contrario es esclavitud y complicidad.

Hermes Varillas Labrador
@tonypotosino
Coordinador de Formación de Cuadros en el municipio Alberto Arvelo Torrealba
(Sabaneta de Barinas)