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Las absurdas y provocadoras palabras de dos agentes de la tiranía que fungen de ministros como lo son Padrino López, quien ocupa lo que debería ser el ministerio de defensa y la pran de pranes Iris Valera, quien anda en una política articulada de liberación de presos, no por el covid-19 sino como búsqueda de profundización del dominio y control, además del amedrentamiento permanente de la sociedad, como acto terrorista, no pueden pasar desapercibidas.
Evidentemente lucen articuladas por aquello de la unión civico-militar, nada novedosa por cierto en nuestro país, planteada desde la Guerra de Independencia y postulada como panacea por Delgado Chalbaud, quien abrazaba simbólicamente la idea de esa unión en el paseo Los Próceres, construcción que debía unir el Fuerte Tiuna con la Universidad Central de Venezuela. Nada original el planteamiento, como puede apreciarse.
El militar que luce indesplazable para el régimen al frente del quebradizo Ministerio de Defensa, su destructor más pleno, interviene de nuevo en política (hecho prohibido expresamente por nuestro texto constitucional) para señalar que no permitirán que ningún opositor controle ningún poder del Estado, mientras que Valera indica que está formando presos para su liberación y la posible defensa del país. Declaraciones que se imbrican indudablemente.
La una piensa rellenar las falencias de los militares venezolanos, disueltos en milicias, en actividades poco cónsonas con la vida militar propiamente dicha, como repartir comida u ocupar ministerios que se desploman cada vez más en el transcurrir del tiempo; mientras el de la cachucha deja en claro que la política electoral carece de sentido en la Venezuela de hoy, desapegada de la Constitución, de los Derechos Humanos y de cualquier orden internacional; de cualquier orden.
Orden del Estado es la primera labor que habrá que implementar al desplazar del poder del modo que sea a la satrapía que lo tiene secuestrado. El reordenamiento del Estado pasa por el cumplimiento irrestricto de la Constitución y las leyes, ésas que señalan con claridad que los militares deben ser sólo militares y estar ocupados de su formación para el cuidado permanente de las armas, del territorio y estar prestos para defendernos de cualquier agresión foránea. Por otra parte, los presos comunes deben pagar sus condenas con las salvedades variadas que contienen las leyes. Nunca exponiéndolos de ningún modo en su vida para defender a un régimen criminal. El ordenamiento del Estado es de las más arduas tareas luego de la reconquista de la libertad.
@williamanseumeb