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Recientemente escribí sobre Venezuela, la Cuba de Hoy, y es que no se puede dejar de establecer la gran analogía entre la Cuba de ayer y la Venezuela de hoy, pudiéramos escribir sin parar, y hacer de ello una historia viva y continuada de lo que un comunismo despiadado  y un socialismo acéfalo (antesala del anterior)  ha dejado a estas dos naciones.

Para el cubano, el racionamiento eléctrico se convirtió en el día a día, en una realidad sin escape, llena de conformismo, de paciencia y “miedo a decir nada”. Las ciudades se separaron en circuitos, de esta manera, los cortes de luz eran más precisados para la “agenda oficial o control del régimen”, típico diseño político de un comunismo cuya injerencia del Estado socaba todo el espectro económico y social del país, la estructura estadal ejerce el poder en la toma de decisiones en los diferentes ámbitos y, se extiende un “conformismo dañino” en detrimento de todo un pueblo, de un conglomerado de seres humanos donde se pretende pensar en una sociedad sin clases, pero estratificadas o subordinadas, unas a otras (Ideario Comunista)  

Así opera el comunismo o el socialismo, se le crea una confusión al mismo pueblo, manipulando las clases sociales con más bajos recursos, otorgarles poder, dándoles posiciones económicas, políticas, sociales, y hasta jurídicas (llámense colectivos, organizaciones de control y dominación, entre otros) y usando su resentimiento social, para la supresión  de libertades individuales por antagonismos de pensamientos e ideas.

Por supuesto, en el caso de Cuba, y su problema eléctrico, esta situación pudo ser paliada por los cubanos gracias a los beneficios otorgados por el Gobierno de Chávez, una vez que éste llego al poder y comenzó a regalar el petróleo de Venezuela, a manos llenas. Es por ello, que hoy por hoy, nos atreveríamos a decir, que en Cuba, al menos, escasez de gasolina, no hay.

El venezolano hoy día, sin distar del cubano, ha asumido un ritmo de vida en la que su mentalidad más primitiva e instintiva es la supervivencia, ya ha interiorizado el sentimiento de que aun cuando se tenga luz, se “va a ir” otra vez rápidamente.

El problema eléctrico en Venezuela es “tortura», «castigo”, una forma de dominación comunista. Se ataca el pensamiento y las emociones del ser humano.  Basta vivir momentos de una noche oscura, en tinieblas, para determinar cómo la soledad y la desesperanza se apoderan de los pensamientos, el acto de pensar, controlar la ansiedad, la ira, sin duda demuestran que el control de un régimen totalitario, es el emocional.

Es aquí, donde está la necesaria búsqueda de una fuerza organizacional ciudadana urgente, se hace impostergable una coalición liberadora.  Es necesaria e inaplazable la ayuda de aliados externos, ya Venezuela no aguanta más, el país no puede continuar en zozobra y en una constante desmoralización, que es una afectación psicológica garrafal.

La ayuda internacional se hace improrrogable, Venezuela no puede más,  o de lo contrario, nuestro país mañana será una sociedad de psicóticos enfermos y sin reverso a la normalidad.