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Hoy, los venezolanos vivimos lo que alguna vez fue el sueño de Pablo Emilio Escobar, un narco Estado. En Venezuela poco a poco se ha venido consolidando un narco Estado durante estos  últimos 20 años, donde pudimos y podemos aún ver personas de alto cargo y prestigio dialogando y llegando a acuerdos con estos individuos que se hacen llamar, acá en Venezuela, “pranes”, hombres que manejan a su antojo las prisiones, las comunidades, hombres que no les tiembla el pulso para disparar un arma a cambio de dinero, poder o simplemente para ganar respeto por sus subordinados, que, según ellos, es una “regla de barrio”, regla sumamente absurda al igual que su existencia y por “autoridades” que alguna vez fueron gobierno y hoy lo conocemos como tiranía, permitieron que sucedan estas cosas a tal punto que se les fue de las manos y ahora se hace imposible controlar, llegando así a un Estado fallido, donde no existe ley ni gobierno.

Actualmente no ha cambiado nada, todo lo contrario, seguimos viviendo tal atrocidad y a su máxima expresión. Ahora no solo siguen órdenes, ahora quieren ser ellos los que las den, tienen hambre de poder. Los delincuentes alzaron su voz y dieron un giro de 180° al acuerdo planteado hace mucho tiempo y renovado hace poco, donde los únicos protagonistas eran ellos y este narco gobierno que día a día nos sumerge cada vez más en la miseria y desgracia.

A medida que la crisis política, económica, alimenticia, sanitaria y muchas otras, se profundizan en el país sin un final a la vista, los venezolanos caemos en manos de estos nefastos grupos armados, pero no es sorpresa que esto suceda si estamos en una tiranía que se sostiene sobre una corporación criminal.

Ya este régimen no tiene mascara en su rostro. Es inaudito que la que se hace se dirijan a una potencia mundial como Estados Unidos diciendo: “Si nos amenazan con 5 mil marines, nosotros tenemos 45 mil presos”. Es ahí donde nos damos cuenta que el ejército, la guardia, los policías y todas las autoridades que deberían ser imparciales e imponer el respeto, disciplina y cumplimiento de las normas de Estado, son simplemente una burla nacional, corruptos que con una caja mísera de comida quincenalmente y unos cuantos dólares robados, sí robados, porque el hecho de que lleven un uniforme no los exonera de ser delincuentes, estos los consiguen en establecimientos, gasolineras y estafando a los mismos ciudadanos con su famosa frase “ayúdanos para ayudarte”, y si no cooperas con ellos te complican de tal manera la vida que son capaces de cerrarte tu negocio o expropiándolo, cortándote así el pan del día a día o metiéndote a la cárcel con un sinfín de delitos que ni siquiera sabemos que existen. Se quedan en paz diciendo que a ellos no les falta nada, pero se les olvida que al igual que nosotros, ellos también tienen familia que sufre las mismas precariedades y abusos que nosotros.

En Venezuela ser honesto se está pagando hasta con la vida. El régimen se sostiene sobre el escenario criminal, nada es decente en ellos, nada es legal. El mecanismo de la corporación criminal está fagocitando a nuestro país. Esto es una tragedia que ha azotado a Venezuela a lo largo de estos 20 años. Es una barbarie y hay que detenerlos ya.

Instagram / Twitter: @kenge99