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Pensé que no se atreverían y se atrevieron. Nicolás se ve muy nervioso, asustado, acorralado. No sé por quién, porque obviamente no es por quienes lo adversan, y creo más bien por quienes, en teoría, lo apoyan. Cada día se rompen más los tabúes de la dolarización, la retórica socialista anti norteamericana vale 0,50$ el litro. La Nutella que parecía barata en 12$ en Noviembre pasado resulta un espejismo en Junio presente.

El bravo pueblo del himno es el mismo que hoy ve pasar las horas de su vida mansamente en colas. PDVSA nunca fue de todos y el arco minero, con todo su oro, es solo de ellos. Hoy es la gasolina, mañana el gas, el agua y la electricidad. Ya aprendieron a cobrar en dólares, pero no olvidarán pagar en bolívares.

Mientras tanto el venezolano practica su mejor afición «victimizarse» ese papel de víctima que solo le sirve para acomodarse en su aflicción y no luchar por lo que vale el esfuerzo luchar. Ese papel de víctima que sirvió para recostarse dócilmente en los brazos de la izquierda. Ese papel de víctima que le permitió al estado el tutelaje de sus propias vidas. Ese papel de víctima que ahora busca soluciones más allá de las fronteras y se convierte en un paradigma. Ese papel de víctima que, cuál síndrome de Estocolmo, justifica al victimario. No es que hoy cambio algo es que todos los días te fueron cambiando sin darte cuenta y hoy te das cuenta que el cambio llegó antes que lo advirtieras.

Un país que se volvió un cuartel y hoy, tu que eres civil, eres el más raso de los soldados. Sobre ti cualquier uniforme sin charreteras, por debajo solo el polvo y la tierra. Sigamos siendo víctimas, que las víctimas no pelean.

Raef Zibaqui

Vente Aragua