Desde hace dos década los venezolanos comenzamos a vivir la desgracia más grande que puede tener una nación. La llegada del régimen al poder. Desde entonces, hemos visto como poco a poco nuestra calidad de vida se fue deteriorando, pero esto se fue intensificando con el transcurrir de los años cada vez más hasta llegar a la crisis humanitaria que hoy padecemos.
Es por ello que muchos en busca de oportunidades, las cuales su país les negaba, decidieron emprender nuevos caminos que les permitiera tener bienestar social, político, económico y el desarrollo individual que tanto anhelaba. En esa búsqueda de calidad de vida, muchos decidieron irse por varios medios de transporte; terrestres, aéreo y marítimo.
Las costas para muchos ciudadanos representaban la libertad y salvación, el no morir a causa del hambre, tener una mejor calidad de vida para ellos y sus familiares. El desespero de huir de esta desgracia los han llevado a hacerlo hasta de forma ilegal y como resultado algunos encontraron la muerte, para ellos los sueños de tener una oportunidad de vivir mejor se apagaron, dejando a sus familiares con un profundo dolor y el no poder volverlo a ver ni siquiera un adiós, porque ese mar tan inmenso se ha quedado hasta con sus cuerpos.
Así también hemos visto de cerca en las manifestaciones como muchas vidas se han apagado, sobre todo de jóvenes; aquellos que hoy representan para nosotros ser héroes, salieron a las calles a defender sus ideales, un sueño; lograr la libertad, pero un régimen desesperado le ha arrebatado el futuro.
Es por ello que los venezolanos, después de vivir tantas adversidades y ser los únicos que han pagado las consecuencias de las malas decisiones de una dirigencia que nos ha llevado a negociaciones fallidas, y los incesantes errores que se han cometido, deben entender que si quieren resultados diferentes debe aplicar una fórmula distinta para poder lograr verdaderos cambios. Ya basta de darles más tiempo a estos delincuentes que hoy usurpan el poder, cada momento que permanecen allí se traduce en vidas, es momento de colocarnos a la altura de lo que la nación demanda.
Es así como los ciudadanos hemos entendido que solo nos queda una opción, lo que representa una mirada de auxilio para salir de tanta oscuridad; el Tiar, este tratado que con una cooperación internacional nos permita sacar las mafias del poder y liberar a Venezuela.
Al lograr la libertad, los venezolanos con la ayuda de Dios y ese gran ímpetu que nos identifica, mostraremos nuestros mejores talentos para reconstruir y hacer de esta nación un país próspero lleno de oportunidades, convirtiendo a Venezuela en una Tierra De Gracia.
Yasunari Leidenz.
Secretaria Política de Vente Falcón
Twitter @YasunariLeidenz