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Estos días han sido muy oscuros para Venezuela, llenos de sangre, muerte y dolor por doquier. Las familias venezolanas deben resignarse a llorar sus muertos sin el mínimo acompañamiento de quienes hoy tienen el deber y sobretodo la responsabilidad de proteger la vida de todos nuestros ciudadanos.

Una verdadera carnicería ocurrió en el centro penitenciario de Guanare (Cepella), casi medio centenar de privados de libertad fueron masacrados a plomo limpio sin siquiera utilizar algún protocolo antimotines y así evitar la fuerza letal para controlarlo, ¿Será que esas vidas no importan? ¿A esta tiranía no le interesa que los privados de libertad tengan derecho a cambiar para bien, a convertirse en ciudadanos útiles realmente? Al contrario, los extorsionan con el cuento de darles libertad si se restean con la tiranía, dotándolos de armas, equipos celulares y ciertos privilegios, muy lejos de convertirlos y transformarlos en ciudadanos de bien.

En un país normal, donde se respete la vida, esto no sucede, y si bien es cierto que muchos están presos por cometer graves delitos, ya están pagando su error, bien sea porque robaron, asesinaron o cometieron algún crimen.

A la tiranía lo que les interesa es convertirlos en un brazo armado de ellos, utilizarlos de carne de cañón y cuando no les sirven, pasa lo que ocurrió en Guanare. Los usan para el control de la población, aprovechándose de sus carencias y de lo que los llevó hasta ese punto de sus vidas; vidas muy tristes, muy sufridas. Ese es el hombre nuevo del que ellos hablan. 

A sabiendas que el 90 % son muy jóvenes, que crecieron bajo este régimen criminal y que fueron víctimas de una sociedad completamente abandonada, desasistida y con muchas carencias, cosas que aprovechó y profundizó el régimen para hacer de ellos personas con mucho resentimiento, muchos traumas. Niños que crecieron con el discurso de que el que no tiene debe robar al que tiene, y que el que roba es porque no va a dejar a morir de hambre a sus hijos, causando esto un verdadero infierno en la vida de ésta sociedad, perseguida por sus mismos coterráneos.

Este estado criminal que hoy usurpa el poder no les interesa la vida de los venezolanos, para muestra lo que ocurrió en Portuguesa y lo que ocurre en todo el país. Son miles de venezolanos que han sido asesinados a manos del hampa y que ha cobrado más vidas que cualquier pandemia jamás conocida. La pandemia que vinimos en Venezuela tiene 20 años asesinando a sus ciudadanos y acabando con el futuro de toda la nación, además de destruir a esa generación de relevo que debe heredar nuestro país bajo el concepto de trabajo, honradez, principios, educación y temor de Dios.

Duele mucho ver como esas vidas se apagan, víctimas de una sociedad enferma, llena de odio, frustraciones y muy lejos del amor al prójimo. Duelen todas y cada una de esas vidas, que para mi, se hubiesen podido salvar y convertirlos en verdaderos ciudadanos, con un estado que les brinde una oportunidad más, que los eduque, los edifiquen en el bien y sobretodo en el amor infinito de Dios.

Esas muertes, así como la de todos los venezolanos que sufren la pérdida de un ser querido a manos de este aparato o máquina de odio que es la tiranía, duelen muchísimo. Ya es normal ver a nuestros niños y adolescentes con un fusil y una pistola en la cintura; eso me genera profunda tristeza, ver como se pierden esas vidas, como vienen creciendo esos jóvenes con tanto odio, tanto resentimiento, ¡Eso debe parar YA! 

No creo que todo esté perdido, nuestro país debe salir cuanto antes de este modelo que fabrica delincuentes a costa de las carencias de nuestra gente. Esos niños y jóvenes que al final terminan presos y después acribillados en los centros de reclusión donde supuestamente deberían salir transformados para bien.

Espero en Cristo Jesús que nuestros niños y adolescentes, hombres y mujeres del mañana, puedan conocer una realidad muy distinta a la que les tocó vivir hoy. Quiero para nuestros niños un país de oportunidades, donde aprendan a valorar la vida, a conocer de Dios y sobretodo que con estudios, esfuerzo y dedicación, pueden superarse como individuo, por sus capacidades, habilidades y formación profesional.

Que Dios les dé el descanso eterno a cada una de esas almas y resignación a cada una de esas madres que hoy lloran a sus hijos.

#20AñosDeCuarentena
#LucharHastaVencer

Najib Garcia
Secretario Político de Vente Bolívar