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Por Williams Perdomo

(Caracas 09.05.2020) Como una madre venezolana más, María Corina Machado también sufre por la ausencia de los que se han visto en la necesidad de emigrar del país. La tristeza la toca de cerca: sus tres hijos están lejos, al igual que más de 4 millones de venezolanos que han huido de la crisis. Su entereza al hablar de política se transforma en un gesto de nostalgia y orgullo cuando habla de su familia.

“No paso un día sin mirar el cuarto de mis hijos y lo veo vacío (…) te podrás imaginar cómo se me pone el corazón, pero esta lucha es por ellos y para que en el futuro, ningún joven venezolano tenga que dejar su país para hacer sus sueños realidad”, dijo durante una entrevista exclusiva a El Nacional Web.
Pese a la tristeza, asume con convicción que la lucha es para que todos los jóvenes que se han ido de Venezuela puedan ser recibidos de nuevo en su patria.
“Pienso en eso cada día y me impulsa imaginar ese momento en el que yo pueda ir a recibir a mis hijos de vuelta en este, su país. Los voy a traer de nuevo”, agregó

María Corina tienes tres hijos, es cofundadora de las organizaciones Atenea, Oportunitas, Súmate, profesora de la Cátedra de Gerencia de Recursos Humanos en el Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad Católica Andrés Bello. Y fue electa diputada a la Asamblea Nacional en septiembre de 2010, con el mayor número de votos de cualquier representante en dicha contienda.
Para María Corina, sus padres son una fuente de valores y principios, lo mismo que les entregó a sus hijos. “Él es el hombre más honesto, el más bueno que yo he conocido en mi vida, y mi mamá es una mujer con una conciencia de la responsabilidad social impresionante y desde chiquita nos decía: ‘quienes más hemos recibido, más tenemos que dar’, y así crecimos con esa conciencia siempre”.

Y su sueño es ver algún día a las venezolanas prosperando, producto de su trabajo. Aseguró que una de las cosas que la motiva es que a los venezolanos no les gusta que les regalen nada. Por eso espera construir una Tierra de Gracia en la que las madres pueden ser libres y obtengan riqueza de su trabajo y sacrificio.

“Mi mensaje es que creamos en nosotras mismas; tenemos tanta fuerza, somos la mayoría y estamos unidas. Desde la que pudo ir a la universidad y es doctora hasta la que está soñando con que su hija lo sea. Confiemos en nosotras y en la fuerza que tenemos unidas. Vamos a transformar este país. Viene un cambio muy pronto. Las mujeres hemos estado en primera fila en esta lucha y vamos a seguir criando a nuestros muchachos, vamos a reconstruir al país y, después, vamos a ver hacia atrás y diremos ‘cambiamos la historia de Venezuela’. De eso se trata, y lo vamos a lograr”.

María Teresa Clavijo: “Lucho por la libertad porque este es el país en el que quiero que crezca mi hijo”

Sus padres, al igual que miles de padres de venezolanos, son emigrantes. Se hicieron venezolanos por el amor a este país y le inculcaron un amor por Venezuela que en la actualidad la mantiene luchando por lograr una nación diferente.
María Teresa Clavijo es la coordinadora de Vente Venezuela en el estado Aragua y continúa de pie a pesar de las adversidades, pues espera construir un país mejor al que le permitió a su padre desarrollarse y progresar.
“Estoy absolutamente negada a que las mafias acaben con mi país. Soy hija de un migrante que decidió ser venezolano y escuchar sus historias de cómo llegó a Venezuela y de todo lo que aquí se le brindó, me despertó un inmenso compromiso con Venezuela y por eso voy a hacer todo lo que tenga que hacer para lograr un futuro similar al país que le dio a él la oportunidad de desarrollarse y progresar”, dijo Clavijo.
Explicó que, como millones de madres venezolanas, su mayor preocupación es que su hijo, estudiante de Derecho, cuente con todo lo necesario para lograr sus metas y cumplir sus sueños. “Una de las cosas que más tenemos las madres venezolanas en mente es la incertidumbre de cómo será el futuro de nuestro hijos. Cada una de nosotras vive, trabaja y lucha por el bienestar y la calidad de vida de nuestros hijos. El no tener la capacidad de ver con claridad que podrán ser ciudadanos libres y prósperos, es algo que abruma”.
Agregó: “Las madres venezolanas, históricamente, hemos tenido un rol importante. Aparte de ser las jefas de hogar, somos el mejor ejemplo de que la convicción y la determinación por la superación de nuestros hijos es lo que nos mueve siempre manteniendo el calor y la ternura de los venezolanos”.
Está convencida de que los valores y los principios se construyen en el hogar. Resaltó que estos son la garantía de que se pueda lograr lo que los ciudadanos se propongan, sin tener que arrodillarse ante nadie. “Los valores y principios están en los hogares. Y cuando tenemos familias que los han cultivado, es mucho más sencillo que nuestros hijos tengan esos valores. En estos tiempos, la mejor manera de hacerlo es con el ejemplo y así demostrarle a nuestro hijos que, estando apegados a la verdad, a la coherencia y a la justicia, siempre tendrán mejores resultados que al actuar de manera incorrecta”.
Tiene su motivación clara y se niega a emigrar, pues este es el país en el que quiere que crezcan sus hijos. “Mi mayor motivación es ver a Venezuela libre. No hay nada más poderoso que la libertad y este es el país donde quiero que crezca mi hijo porque estoy completamente segura de que tenemos todo para ser un país de primer mundo. Cuando tenemos claro qué es lo que queremos, nos motivamos, y lo que más deseo, además del bienestar de mi hijo, es ver a las mafias fuera de mi país”.
Por ello, Clavijo se mantiene trabajando para lograr un cambio político. Quiere y aspira ser parte de la reconstrucción de una Venezuela diferente en la que los ciudadanos puedan prosperar y ser libres. “Sueño con una Venezuela libre, en la que los ciudadanos sean libres y tengan la oportunidad de desarrollarse sin necesidad de renunciar a sus valores y principios ante nada, ni nadie. Una Venezuela que le permita a las madres tener la tranquilidad de que con su esfuerzo, sus hijos podrán tener un futuro que les permita ser ciudadanos de bien y que puedan adquirir todo lo que está en sus planes”.

Carolina Cedeño: “Aunque lo que haya para comer sea lo justo, me mantengo de pie porque quiero construir un país de oportunidades donde nuestros hijos puedan soñar»

Al igual que millones de madres venezolanas, Carolina Cedeño es madre soltera. Sin embargo, eso no le ha impedido salir adelante con sus hijos a pesar de la crisis económica que enfrenta el país. “Los más difícil es cuando llega la quincena y tienes que ver cómo haces para que te rinda y a tus hijos no les falte nada. No es fácil buscar la manera de que ese sueldo te alcance para pagar el colegio, la comida y los útiles”, dijo.
Narró que las madres venezolanas hacen magia para mantenerse y que muchas deben tener más de dos trabajos para poder llevar alimentos a sus hogares. Aseguró que además, deben cumplir con las otras labores como madres.
“Las madres venezolanas son súper mujeres. Debemos tener varios trabajos para poder darle de comer a nuestros hijos. Además, también debemos ser psicólogo, chofer, maestra, maga y todo lo que haya que ser para asegurar el bienestar de nuestros hijos”.
Al igual que la mayoría de las madres venezolanas, tiene como prioridad entregarles valores y principios a sus hijos. “Es difícil mantener los valores porque esa ha sido una de las cosas que más han destruido en nuestro país. Pero es un trabajo arduo en casa. Estoy convencida de que la formación comienza en el hogar y por eso, junto a mi familia, le hemos inculcado a mis hijos los valores y principios con los que nosotros también fuimos formados: honestidad, solidaridad y respeto. Pero sobre todo, el amor de la familia y enseñarles que con perseverancia se puede lograr lo que te propongas”.
Y aunque ha sido difícil, su ánimo se mantiene de pie. Rendirse es una palabra que no está en sus vocabulario y mantiene que siempre hay que resolver. Aunque a veces lo que se consiga para comer sea lo justo, sus hijos la motivan a continuar con una sonrisa en el rostro.
“Si no seguimos luchando, la vida no tiene sentido. Para mí, la vida es luchar y buscar mejorar cada día. No nos podemos conformar, este es un país maravilloso que es como un diamante en bruto. También me mantengo luchando porque deseo lo mejor para mis hijos, ellos son lo que me motiva. Por ellos estoy en esta lucha y seguiré hasta el final porque quiero dejarles un país distinto al que tenemos”.
Agregó: “Continúo en Venezuela porque debo velar por mis hijos. No podría irme a otro lugar a pasar trabajo, más que todo por ellos. Aquí no estamos del todo bien, pero tenemos techo y comida, aunque en ocasiones la comida es justica y no alcanza para repetir, pero resolvemos. Decidí quedarme y por eso estoy en esta lucha porque quiero que mis hijos tengan una vida digna y no sigan pasando por esto”.
Y en medio de la crisis, su sueño de ver un país diferente se mantiene. Quiere vivir para ella y sus hijos en una Venezuela llena de oportunidades, con trabajo y sin populismo. “Sueño con un país donde la libertad sea lo más importante para todos los ciudadanos. En donde las mujeres se puedan desempeñar en la labor que amen y además puedan darles a sus hijos el bienestar que necesitan y sean en el futuro lo que ellos decidan ser, sin límites. Sueño con una Venezuela de oportunidades en la que se respete la propiedad privada y en donde cada uno consiga lo que se proponga”.