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La llave de agua del lavaplatos está abierta, tal vez lleva 3 o 4 semanas así, sin salir un poco de líquido. En algunas oportunidades duró hasta 3 meses sin gotear. Platos sucios de hace días, con pocas posibilidades de volver a ensuciarlos porque no hay comida para ello; la nevera está vacía, solo tiene un pote de jugo con agua para tomar. No está fría porque la nevera ya no funciona como antes, los apagones han dañado su sistema de refrigeración.

En el fondo, artistas, voceros del régimen y celebridades hablan en la TV, llaman a quedarse en casa para así no contagiarse con la enfermedad que azota al mundo; ajenos todos a la realidad, hablan de compartir en familia, ver Netflix, estar en Instagram, pero ¿qué haces con la “pandemia” que golpea el estómago de la familia? ¿Qué le dices al hambre que diariamente te despierta y no te dejar dormir hasta tarde? ¿Cómo haces para quedarte en casa y sobrevivir al virus; sin comida, sin ahorros, viviendo del día a día? ¿Qué hacer si el lado más oscuro de la pandemia se encuentra en el dolor de nuestras familias que sufren la embestida de la crisis causada por el socialismo?

Desde la ventana, puedes ver la cola de carros para surtir gasolina, allí divisas las diferentes formas de vida que se hacen presentes en ella: desde el honesto que dura 3 días en cola, hasta el que transa en divisas para llenar 20 litros y sólo dura 3 horas en cola. Ya esto es algo que no sorprende, ni mucho menos es un secreto. Ha sido el “agosto” que ofreció la pandemia para algunos.

Suena el teléfono, te da terror atender porque sabes que es de tu trabajo, esta semana van 10 despidos por falta sostenibilidad. Afortunadamente, la llamada es para decirte que se redoblan tus horas de trabajo, pero sin mejor paga, porque más bien debes agradecer que sigues en nómina y no fuiste uno de esos 10 que ya no tendrán que usar el salvoconducto diariamente.

Falta de agua, gas, gasolina, escaso poder adquisitivo y, sobre todo, de futuro, es lo que más preocupa a nuestra gente hoy; el Covid-19 es la menor preocupación que tiene el venezolano. Por supuesto, representa un gran riesgo, pero el hambre tiene mayor probabilidad de tocar nuestros hogares.

Una pandemia es una situación que afecta globalmente a la humanidad y que, indiscutiblemente, habríamos sido afectados por ella estando en socialismo o viviendo en libre desarrollo. La diferencia enorme radica en el cómo, porque en un sistema con libre desarrollo el ciudadano podría resguardarse y protegerse solo de la pandemia. En socialismo, corresponde cuidarse de la pandemia y de la destrucción del sistema.

Sinceramente, nadie querría estar en los zapatos de un venezolano en este momento; vivir esta situación no solo nos pone a prueba, sino que debe demostrarnos que nunca más debemos optar por cualquier cosa parecida al socialismo, por el contrario, debemos escoger opciones de libertad real.

La pandemia llegó a Venezuela con un “por ahora” y se mantiene con un “leales siempre”, y acabará solo cuando las fuerzas de la libertad asuman con responsabilidad y determinación el “Gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó”.

Sigue sin llegar el agua, la llave permanece abierta y tampoco llega la libertad, pero los venezolanos mantenemos viva la esperanza de vivir en ella. Y así, como el agua, limpiará todos los platos sucios y nos permitirá ver la luz y la claridad.

Javier Chirinos

Coordinador estadal de Vente Distrito Capital

TW / IG: @Javier_Chirinos