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Recientemente, compartía una de las tantas conversaciones que ya no se sabe si asombran, entristecen, dan vergüenza, pena ajena, o en su defecto, producen risa. Se trataba del llamado bono de Semana Santa, emitido a las cuentas nóminas del Gremio Docente. Sin lugar a dudas que quienes dignamente hemos logrado escalar una jerarquía en el Ministerio de Educación, entendemos que el llamado Bono Miserable, es una vergüenza nacional, y produce escabiosas a todos y cada uno de los que formamos parte del Magisterio.

No se trata de que la miseria depositada pudo haber sido más, sino lo que sin pudor y significado representó para la gran mayoría de los docentes. No obstante, no logro descifrar el silencio sepulcral que ha corrido en todo nuestro gremio, pareciera que ya la indignación se convirtió en un conformismo silente y sin conjeturas de responder, al menos con una censura en las redes. Es bien cierto que estamos en cuarentena, pero no menos cierto es, que somos Educadores, Maestros, con un claro coeficiente, con un glosario de palabras suficientemente enriquecido, para dar discurso y objetar, hacer de las redes sociales, instrumentos de protestas, luchas, de críticas, rechazos, entre otros, a tan cruel y degradante bono depositado.

Sin embargo, que el lugar que ocupa hoy en día quien dirige ilegítimamente los destinos educativos en Venezuela, raya frente a una vergüenza que deja claro, hacia donde se ha conducido la Educación Venezolana, con el deterioro, que ya hemos venido protagonizando en las aulas de los planteles y al lado de un régimen corrupto, sin escrúpulos y padre de los momentos más indignos que hemos vivido los docentes de esta Venezuela maltratada y mancillada en estos 20 años de cuarentena. La Educación Venezolana está siendo tratada por un hombre ciego y ausente de una realidad que no sabemos cuándo termine, pero que anhelosamente guardamos la esperanza.

Nos preguntamos y le proponemos a quien hiciera el mísero pago del llamado BONO, ¿Por qué usted no se hace el pago de su  Rol, por una vez, en una quincena, con el calamitoso salario que gana un docente? y una vez que haya cobrado esa quincena,  va a un lugar cualquiera, e intenta realizar una compra con ese sueldo.

Evidentemente, no lo hará, porque estamos frente a un ser humano que no siente, ni padece los sacrificios y calamidades que vive un docente. En primer lugar, porque quien dirige hoy en día por vía de fuerza el Ministerio de Educación, olvidó el lugar de donde procede; olvidó además el rol cumplido por su madre, que fue maestra, olvidó las tantas luchas y procesos combatidos por el Gremio Docente para tratar de escalar una posición y buscar una perspectiva digna. En segundo lugar,  porque hoy por hoy, como cualquier líder usurpador, saborea gustoso y regocijado, las prebendas y lujos que este régimen le ofrece, desde fachendosos automóviles y yates, hasta la corbata que usa, que en nada demuestran lo que ayer pregonó ser “un docente humilde y sencillo, hijo de una humilde maestra”.

En tercer lugar, porque definitivamente, los que usurpan,  no tienen poquedad personal, ni el  más mínimo escrúpulo, sobre funciones y roles del magisterio  docente venezolano. Por tal motivo, se hace imperativo señalar, y sé que soy la voz de muchos de mis colegas, que Venezuela será un país libre, y que saldrá como el ave fénix de esta pesadilla, se hace preciso también, referir a un usurpador que con la limosna emitida a nuestras cuentas nóminas como bono de Semana Santa, compraremos las velas que hayan que comprarse y oraremos, para que Dios perdone su accionar, por maltratador y humillante. El tiempo y nuestra lucha incansable por lograr nuestra Libertad y alcanzar nuestra dignidad, permitirán en algún momento, reparar el inmenso daño que hoy le hacen a nuestro gremio docente.

Sería prudente además hacerle conocer a quien indignamente dirige hoy las riendas de la Educación, que con el valor de sus zapatos, los que cargas puesto, hoy una familia de un docente venezolano podrían  comerse dos y tres comidas dignas, no quiero imaginarme, entonces, cuántas familias de docentes venezolanos  comerían con tan solo el valor de unos de sus yates personales y que disfruta plácidamente junto a su familia.

Quiero agregar, que la indignación que siento,  no es el bono,  es el darme cuenta  del proceder del que ayer fuera un Docente, con sus políticas desbastadoras, aniquiladoras, inhumanas, antiprofesionales, aberrantes; esas de las que a solas hablan perfectamente de su querer “ignorar una realidad” para comulgar plácidamente, con el régimen y sus adeptos, un contexto que hasta hace poco tiempo él mismo lo vivió como Docente, pero que el poder lo alucigenó, y quebrantó en  lo más sublime y esencial: su humanidad. No obstante, el amor al poder, se apoderó de este mal llamado Ministro y lo que ayer creímos veía con ojos de su madre, también maestra, sacrificada y con verdadera vocación; hoy lo reviste, dando discursillos de una Educación de Calidad, pero que en el escenario, se cae a pedazos sin inclemencia alguna.

Quisiera recalcar, además, y con el perdón de quienes comulgan con estas ideas, que las lecciones que se intentan hacer llegar por vía digital, lamentablemente no llegarán, porque no debemos olvidar, que Venezuela es un país sin electricidad, sin agua, sin redes sociales, sin condiciones mínimas de vida, pues, si bien es cierto que los desastres naturales no pueden predecirse, y que somos y debemos ser multiplicadores de estrategias que permitan minimizar los efectos de esta pandemia, tampoco podemos olvidar que los hechos violentos contra la Educación, no se vienen dando desde ahorita, sino que datan de mucho tiempo atrás y que son y serán vicisitudes que irremediablemente la sociedad del mañana vivirá sus consecuencias.

Hay que agregar que quien hoy nos maltrata y humilla con nuestro salario, está en la suma de oportunistas de este régimen que está permeado de poder, pero que mañana, Venezuela reaccionará y la escuela lo colocará en el banquillo de los acusados, porque ella se mueve entre la incertidumbre y la esperanza. Mañana aspiramos una escuela que cuestione el hacer por nuestro futuro, serán nuestros estudiantes, quienes rediseñen sus acciones como máximos defensores de la Venezuela Libre.

Para finalizar, y a mis colegas docentes, los exhorto a que no seamos coparticipes silentes  de la humillación al Docente, no convaliden la esclavitud laboral moderna llevando a cabo una planificación de actividades para hogares, haciendo que padres, madres  y /o representantes,  se conviertan en los oídos sordos y ciegos de la vergonzosa política salarial del régimen ilegítimo y su Ministerio hacia el Magisterio, ¡por Dios! Despierta colega, somos más que profesionales de la docencia, dignifiquemos nuestro hacer, nosotros valemos mucho.