Skip to main content
immediate bitwave Library z-library project books on singlelogin official

(Coro. 03/04/2020) Se pensaría que pasar una cuarentena en un país petrolero, representaría cierta tranquilidad para los ciudadanos, porque se contaría con un buen servicio de salud, servicios básicos eficientes y por supuesto, suministro suficiente de gasolina y gas doméstico. Sin embargo, en Venezuela, las personas pasan la cuarentena del COVID-19 haciendo colas hasta de veinte (20) horas, para adquirir aproximadamente 30 litros de gasolina, situación que empeora cuando después de tantas horas, la mayoría se tiene que retirar sin el combustible, convirtiéndose en una burla más hacia el ciudadano que se va angustiado y decepcionado; a la par, se tienen que calar el trato inapropiado de los cuerpos de seguridad. Durante esta travesía, el aislamiento social no se cumple porque muchos se bajan de los vehículos y hacen grupos para conversar o para protestar en medio de un clima caluroso que hace más complicada la espera.   

Otra son las colas que hacen en las diferentes comunidades para entregar o retirar los cilindros de gas doméstico, cuando el país se encuentra en aislamiento social por el Covid-19. Además, se exige mantener la higiene tanto personal como del hogar pero muchos municipios no tienen un abastecimiento regular del agua y deben salir en grandes grupos a resolver este problema. En ese mismo sentido, la mayoría vive del día a día, lo que implica comprar alimentos entre días, para ello, deben usar el pésimo transporte público, que es poco, por lo que se observa el aglomeramiento de los pasajeros, algunos portan pañuelos, como tapaboca, inadecuados para cubrirse y evitar cualquier el contagio. 

Llevamos 20 años en cuarentena y pareciera que el venezolano estuviera destinado a vivir en una desolación y miseria impuesta por el régimen. Eso no es así, esta situación va a cambiar, los venezolanos hemos resistido, pero tenemos que luchar por nuestra libertad y trabajar para transformar nuestro país en un Estado  liberal y democrático, en la cual cada individuo, aporte su talento para lograr la transformación hacia el desarrollo económico y social que conlleve a tener calidad de vida, medios para lograr emprender y aportar mejoras para la familia y la sociedad.

Que la labor desempeñada sirva como mínimo para cubrir las necesidades básicas y más, porque actualmente las personas trabajan muchas días, y en horas se les va el sueldo, que solo cubre parte de una mediana alimentación. Por lo tanto, visualicemos, organicémonos y construyamos un país rico de verdad.

Yanira León