El sistema socialista es un régimen caracterizado por la concentración de poder en manos de unos pocos, llamados camarillas, que no permiten el abordaje de quienes se colocan al lado de ellos, por razones de incompetencia. Es un sistema excluyente, hasta para ellos mismos. Así ha sido en los países donde ha operado este sistema político; es el poder de cúpulas, la nación importa poco o nada, la mentira es su gran insumo para la permanencia en el poder.
La destrucción del sistema productivo del país, el cual abastecía el consumo nacional en un 80%, fue un acto deliberado, para controlar a la sociedad a través de la comida como necesidad básica, fue un acto deliberado y criminal, al régimen no le importa el país, sólo el poder sin control alguno. Aplicaron fielmente las indicaciones de Lenin cuando dijo: Si quieres acabar con el sistema capitalista, destruye su moneda. Por ese motivo han devaluado nuestro signo monetario hasta quitarles ocho ceros, anulando totalmente el valor del trabajo y dejar sin reivindicación al trabajador a quien supuestamente representan en nombre de una mal llamada revolución.
Quienes forjaron la democracia como sistema de libertades, tuvieron claro que el comunismo representaba una velada amenaza para la nación, era, según ellos, una ideología extranjerizante que no se correspondía con la idiosincrasia nacional. El bajo nivel de instrucción nos hacía presa fácil de un discurso envolvente, demagógico, en cierto modo extraño a nuestros valores, de un país que quería salir del atraso en el cual nos habían dejado las dictaduras militares de ese entonces.
Al concluir la Segunda Guerra Mundial, surgió una serie de inquietudes, por parte del gobierno norteamericano en la persona de Truman, quien manifestaba a Diógenes Escalante, para ese entonces embajador de Venezuela ante el gobierno de EEUU, su preocupación por la ocupación de los comunistas rusos de la mitad de Europa Oriental, lo cual representaba una amenaza a los intereses norteamericanos y a la estabilidad del hemisferio, le preocupaba al entonces mandatario norteamericano, la escasa experiencia democrática en nuestros países, y, por ser los comunistas de verbo fácil, de promesas ligeras, lo cual no era muy conveniente para Venezuela y Latinoamérica en general.
Los presagios de Truman se han cumplidos. La visión que debe acompañar a todo político ha sido nula. El político se debe caracterizar por ser un estudioso de la historia para avanzar en el pronóstico, fuimos víctima de un discurso tronante, supuestamente reivindicativo, y no hubo ni academia ni político visionario que alertara que íbamos por mal camino: el camino del desastre. Por fortuna contamos con una propuesta que tiene sus fortalezas en la verdad, sin falsas poses.
Lucharemos hasta lograr la libertad.
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