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Son innumerables las malas prácticas que han caracterizado la política venezolana desde nuestra concepción como República. Quizás, como las mentiras, de tanto replicarlas terminan convirtiéndose en buenas prácticas que son asimiladas por los ciudadanos como nociones “normales” de la política.

De lo anterior derivan desde “la política como abuso de poder” hasta el “son todos iguales, una m…..”. Precisamente, el resultado final de esa serie de deliberados y avalados vicios públicos es que se genera el rechazo que por el lado ciudadano indigna y frustra; mientras que por el lado de quienes ejecutan este tipo de política, beneficia y permita que la misma camarilla continúe con el círculo vicioso.

Soy partidario que la coyuntura que enfrentamos es el mejor abono para una transformación profunda y radical que será impulsada por la acción natural y deliberada de los individuos venezolanos que, pocos o muchos, han comprendido que el sistema ha de sacarse desde la raíz.

Son esos los ciudadanos que permitirán que la política inteligente y el político apto para ejercerla lleguen al poder.

Ahora bien, ¿cuáles son los fundamentos mínimos de una política inteligente?

Primero, la esencia del político como servidor público. Si algo ha buscado el sistema político actual, es preservar la relación clientelar de dependencia con el electorado y los financistas. Ese es el motivo por el cuál las cuotas o espacios de poder son una constante pelea en los partidos tradicionales o por lo cual los diputados se molestan con la prensa cuando les preguntan de dónde provienen sus recursos.  

Segundo, el liderazgo auténtico. La figura del político ha sido semejante, por ello incluso uno de los vicios es el paternalismo del Estado. El carisma subjetivo ha sido el condicionante principal de ese líder. En la política inteligente, el líder es quien promueve la existencia de nuevos líderes que no sólo impactaran su vida y entorno, sino las oficinas públicas a las que puedan servir y desde ahí promover una competencia necesaria en instancias públicas.

Tercero, el rol de gerente público. En los países desarrollados la gestión pública ha evolucionado desde la burocracia (dónde aún nos encontramos en Venezuela), hasta las ideas más innovadoras que siguen fortaleciendo el gobierno abierto. En toda condición de evolución se ve la necesidad de responder a demandas cada vez más complejas. El político inteligente NO provee nada, sino le facilita al ciudadano que haga uso pleno de sus libertades y fortalezas para triunfar por su propio mérito.

Cuarto, la corajuda voluntad política. Hacer las cosas bien no puede ser visto como una premisa de trabajo o servicio obligatoria, sino una respuesta natural a la convicción propia del individuo. Esa convicción tiene una base ética y moral que se codifican en principios y valores. El pragmatismo es para muchos una constante en política, mientras que para otros, una vía que debe ser minimizada al máximo. En la política inteligente, la voluntad política dependerá más de los principios y valores que del pragmatismo rutinario.

Quinto, la tecnificación de los asuntos públicos. Lo técnico sobrepasa un título universitario. Las nociones y fundamentos que hacen que una empresa sea sólida, próspera y perdurable en el tiempo son ampliamente aplicables al sector público. Tecnificar las concejalías, alcaldías, gobernaciones, diputaciones y tren ejecutivo nacional permitirá mejorar el principal canal de confianza de quienes realmente gobiernan un país: La transparencia y la rendición de cuentas.

Sexto, a la vanguardia de la cuarta revolución industrial. Los datos hoy son poder en la medida en que estos sean utilizados para generar valor. Las tecnologías de la información y comunicación, son medios que hoy tienen los agentes de la sociedad para procurar vivir en un ecosistema mejor, sostenible y sustentable.

Las ciudades están revolucionando el mundo, y hoy tengo la certeza que para gestionarlas hay que ejercer la política inteligente, la misma que inspira nuestro #SanAntonioEnLoAlto. “Sólo es posible avanzar cuando se mira lejos” José Ortega y Gasset.

Coordinador municipal de Vente Los Salias y Coordinador de los Venezolanos en el Exterior

Economista con Máster en Gestión Pública y Gobierno Abierto

@FabioLValentini