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La política venezolana, desde sus inicios, ha hecho en su día a día apología a la corrupción, siendo ésta una característica que marca a los políticos populistas durante nuestra historia contemporánea.

Cuando decidí empezar a activarme políticamente, los principales cuestionamientos de mis allegados se referían justamente a la facilidad con que muchas figuras de la política se habían hecho millonarias sin un trabajo conocido, sin siquiera una herencia; sin poder demostrar que ese dinero no venía de la vieja práctica, de los viejos vicios. “La gente honesta no se mete a político”, “la política es para corruptos y ladrones” y como esas, cualquier cantidad de frases que buscaban alejarme del hecho político.

Sin embargo, mi determinación siempre ha sido muy elevada y eso no me importó porque a mis adentros me repetía: “tú no eres así y podrás cambiarlo”.

Después de 21 años de profundización de esas viejas prácticas, porque tampoco vamos a ocultar la realidad y decir que los adecos y copeyanos no fueron corruptos, cualquiera podría pensar que las nuevas generaciones querrían cambiar este estigma, esta etiqueta; cualquier venezolano podría imaginar que la corrupción se convertiría en el enemigo a vencer, y pues, como todos ya lo saben, no sólo el chavismo es corrupto, sino que unos cuantos “opositores” han querido alcanzar metas de vida (yates, vehículos, lujos, viajes, entre otros) de la manera más fácil y más expedita. Y empezamos a ver cómo muchos se mudaron de Catia para El Rosal, dejaron atrás sus vestimentas de Zara y ahora visten de diseñador. Eso sí, repitiendo aquella condición: sin empleo, sin fortuna heredada o alguna explicación lógica para poder darse esos lujos.

Lo más triste y doloroso de todo, es que señalar estos actos es meterse con la añorada y extrañada “unidad”; es dividir, es dañar la lucha, cuando realmente son ellos quienes impiden salir de esto porque sencillamente bajo otro sistema, en donde trabajar es la forma de superarse económicamente, ellos no tendrían posibilidad alguna porque son vagos.

En nuestra nación busca instalarse una nueva apología al corrupto, olvidando todo el dolor y la miseria que nos han hecho pasar. Como nación, como ciudadanos, debemos aprender que por muy duro que sea, nos han engañado durante 21 años en una falsa lucha, nos han tenido en una simulación para hacernos creer que buscan salir de esto, mientras por debajo de la mesa pactaban y llenaban sus bolsillos.

La corrupción y la impunidad son dos males que si se juntan paren a la pobreza y a la miseria. Aprendamos esto para que nunca más un corrupto llegue al poder y nos haga pobres para dominarnos.

Tenemos que luchar a diario para salir del régimen chavista, pero también debemos luchar a diario para salir de todo aquel que lo trajo hasta aquí y hoy lo sostiene y vive de ellos.

Cero corrupción, cero impunidad, cero pobreza. Eso no fue, ni será política.

Javier Chirinos, coordinador de Vente Caracas

@javier_chirinos