(Caracas. 21/11/2019) Enfermarse en Venezuela es una historia de terror, al mejor estilo Hollywoodense, no basta con el sufrimiento de padecer una patología, sino que se agrega la carga de un sistema sanitario que no funciona por la destrucción y la corrupción del régimen socialista.
José es un paciente de 20 años de edad, a quien se le realiza el diagnóstico de apendicitis aguda, sus familiares acudieron a un centro de salud público donde no había antibióticos, analgésicos, soluciones parenterales, yelcos, kit quirúrgicos, ni cirujano. Por tal motivo fue referido a otro centro asistencial público, donde fue peor la historia, encontrando quirófanos sin aire acondicionado ni anestesiólogo.
Los padres de José, en medio de la desesperanza, llanto y angustia por la falta de recursos económicos, solicitaron ayuda al resto de sus familiares y se endeudaron para poder cubrir los gastos de los materiales que se solicitaron para la resolución de la patología quirúrgica en un hospital público, pero ya era tarde. Esa simple apendicitis evolucionó a un absceso intrabdominal y sepsis, que es una infección ya generalizada, ameritando cupo en terapia intensiva, que tampoco se conseguía por estar colapsada con otros pacientes graves.
La historia de José es solo una de las miles de las devastadoras historias de pacientes venezolanos, quienes padecen la crisis sanitaria actual; falta de insumos médicos y equipos, ausencia de personal, sueldo paupérrimo, infraestructuras colapsadas no hacen defensa y promoción del acceso a la salud. Hoy en Venezuela se evidencia el colapso del sistema de salud viendo el aumento de la morbilidad, que incluyen enfermedades que estaban erradicadas, así como aumento de la tasa de mortalidad en el país pasando de una urgencia sanitaria a una real emergencia sanitaria.
El origen de esta agonía es el desgobierno y el desinterés de este régimen que cuando alguno de sus integrantes o de sus familiares padecen de una patología acuden a las mejores clínicas del país o se marchan al exterior, como hizo Chávez, haciendo contraste con la negación de la crisis humanitaria que vivimos. Y es que el régimen seguirá siendo opaco, represivo, amenazante y tirano porque su único fin es el ejercer control social y dependencia de los ciudadanos ¡Es hora de actuar y despertar!
Kizzy Martínez