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(Coro. 17/09/2019) Venezuela, un país con atractivos naturales para convertirse en potencia turística, tiene las mayores reservas de petróleo probadas del mundo, gas natural, minerales como: oro coltán, feldespatos diamantes, hierro, níquel, bauxita, mármol, fosfatos, las tierras raras entre otras, así como otras ventajas. Sin embargo, ocupa el primer lugar del país más miserable, por quinto año consecutivo, según el Índice de miseria de Bloomberg de 2019, que mide las perspectivas de inflación y desempleo de 62 países. La inflación proyectada para nuestro país fue de 8.000.000%, lo cual se traduce en cero poder adquisitivo y más pobreza para el venezolano.

Esto se logra con el socialismos, en el que además, ser rico es malo, el que asciende socialmente lo excluyen, porque el pobre es pueblo mientras no tenga éxito en el trabajo o posea una empresa. El socialismo del siglo XXI es pobreza, miseria, angustia, miedo, exclusión, atraso, muerte y discriminación. Esta última propia del populismo, que es parte del fracaso de Venezuela, en la cual se llama de forma despectiva escuálido al que es opositor o progresa. Lo que genera creencias falsas, en algunos, hacia el facilismo, la antítesis del trabajo y esfuerzo, con los bonos, cajas o bolsas de comida, certificados de adjudicación de viviendas, por mencionar algunos. 

En el caso, del estado Falcón, en los últimos dieciocho años de este proceso destructivo, antidemocrático llamado revolución ha tenido un retroceso en su desarrollo en todas sus áreas: económica, social, turística, servicios, agrícola, pecuaria, las refinerías en quiebra y la delincuencia desbordada. Sus habitantes añoran volver a tener una zona de libre comercio, los distintos sectores turísticos y su zona patrimonial llenas de visitantes y los anaqueles de los diferentes mercados llenos de productos; pero, por las malas políticas del régimen existe un deterioro del servicio público, las calles llenas de basura, de huecos, el transporte público es un desastre, las personas mueren a diario en los centros asistenciales por falta de medicinas, los abuelos que sembraron su semilla trabajando para ver crecer esta región, pasan muchas horas de su vida de cola en cola en los bancos, para cobrar pensiones, jubilación, que no les alcanza para medicinas o comida; además, de sufrir por la partida de sus nietos e hijos a otros países, ya que este régimen ha destruido a la familia, la economía y la moral del país.

Eso demuestra el fracaso del socialismo, por lo tanto es necesario un cambio de sistema hacia una República Liberal Democrática, que busca el desarrollo pleno del individuo, de la sociedad y por lo tanto, la nación, el respeto a los derechos, a las leyes, separación de poderes, elecciones libres y transparente, el libre mercado, respeto a la propiedad privada, oportunidades para el crecimiento de acuerdo con los méritos, habilidades o esfuerzo. El liberalismo es respecto a la integridad del individuo, autonomía, emprendimiento, participación en la gestión pública, progreso, por mencionar algunas, todo ello, nos llevará a un estado de crecimiento económico, político y social, para la recuperación de Venezuela y que sus ciudadanos puedan trabajar, pero que su esfuerzo se convierta en calidad de vida, que las familias separadas se reencuentren, lograr que Venezuela sea el país rico para la felicidad de su gente.

Yanira León