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(Caracas. 16/09/2019) El populismo llegó al poder y solo lo hizo para hacerse del mismo; nunca hubo la intención de cambiar realidades, mejorar condiciones, hacer de la vida del venezolano la más digna de todas, por el contrario, se hizo del poder para enriquecer a su séquito. Pero eso sí, disfrazados de personajes de cuentos como Robin Hood, prometiendo luchar por los pobres y ofreciendo la tierra prometida; nunca admitiendo su verdadera vocación: llenar sus bolsillos. Y es que ¿para qué si es más fácil engañar a la gente y prometer lo incumplible? antes que trabajar por ello, antes que ser realista y decir la verdad, antes que ofrecer trabajo, siempre resulta más fácil y digerible, ofrecer un bono y tú, como ciudadano no tienes mucho que hacer, tan sólo te quedas en casa y desde el sofá, ves cómo te resuelve la vida el ‘‘Papá Estado”. Eso sí, no reclames.

Sin percatarnos, ya las dádivas dejaron de ser viviendas, bloques, e incluso, láminas de zinc, eso ya no forma parte del esquema del populista; hoy, después de haber destruido el aparato productivo y desfalcar a la nación, los bonos se remontan a cantidades de dinero que, en el caso del “Bono de Regreso a Clases” alcanza escasamente para una libreta escolar, es decir, ni siquiera aquel que quiere quedarse en el sofá, siendo un vividor del Estado, puede vivir en esta miseria socialista.

Pareciera una tarea imposible, porque son 60 años de populismo continuo. La diferencia de ahora es que el “Bono” nos sale más caro a los venezolanos, porque lo pagamos con la vida cuando vamos a los hospitales y no conseguimos posibilidad de curarnos, o cuando no podemos darle alimento a nuestros hijos y los vemos languidecer por falta de nutrientes en sus débiles cuerpos.

Es enorme la responsabilidad que nos corresponde asumir, porque, con la verdad de por medio, tenemos que desmontar un sistema absolutamente asistencialista, quitar las muletas al ciudadano y hacerle ver que sabe caminar y correr por cuenta propia y que no necesita que alguien más se meta en su casa para decirle cómo vivir, o cuánto soñar. Y la responsabilidad recae en nosotros, los políticos, en nadie más, porque somos quienes debemos conducir los destinos de la reconstrucción de la nación; tenemos que ver hacia dónde guiaremos el futuro de las próximas generaciones y definitivamente, tenemos que decirle NO al bono rojo, pero también NO al bono azul.

Debemos construir una nación basada en el esfuerzo y la honestidad, en el trabajo y la responsabilidad, en el mérito, en la transparencia, en la institucionalidad. Nos corresponde resolver todo el desastre que muchos otros generaron para enriquecerse, y lo haremos, para lograr una nación en donde quien trabaje y se esfuerce, pueda ser rico y vivir en abundancia. A esa Venezuela apostamos diariamente.

Javier Chirinos