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Una constante lucha de los liberales en Venezuela ha sido eliminar uno de los males en la sociedad, el mesianismo, siempre hemos tenido la falsa creencia en Latinoamérica que cambiar el rey es cambiar el reino.

Algo que no se ha aprendido con el pasar de los años, de que los países no es como la popular serie «Game of Thrones«, esto es el mundo real y para cambiar a Venezuela en un país «Rico de verdad«, empieza por cambiar el sistema, reformar, formar, deslegislar y legislar.

Estas 4 vértebras claves para el cambio nacional:

Formar instrucciones sólidas en defensa de la separación de poderes, donde se garantice la única igualdad que debe existir, «La igualdad ante la Ley».

Reformar, cambiar lo que necesita mejorar para construir el progreso de una nación, como las reformas vitales a educación y salud, a las leyes, y el sistema de justicia por uno no solo más justo sino que más ágil y accesible a los ciudadanos, para así garantizar un desarrollo humano.

Legislar y apostar por leyes que limiten la capacidad de coacción del Estado frente a los individuos, garantizando sus derechos individuales, políticos y económicos.

Y deslegislar, levantando la carga del Estado a la ciudadanía, permitiendo que la libertad sea el eje principal de nuestra nación.

Estos pasos llevados a la compleja praxis política son los que cambiarán el modelo venezolano, creer que solo con cambiar al jefe del Estado venezolano cambiará al país muestra que no hemos aprendido nada.

Debemos mirar al Sur de la región y ver cómo el macrismo con su «gradualismo» no realizó las reformas, e intento tener un peronismo menos carnívoro sin la mano del kirchnerismo, hoy vemos el resultado de ese plan puesto en marcha, el fracaso de este plan puesto en marcha solo mostró una pizca de lo que puede ocurrir en Venezuela si no cambia el sistema con el que hemos vivido.

Por eso «cambiar al Rey no es una señal de que cambiará el Reino», es momento de que los liberales empecemos hablar de esa Venezuela decente que queremos, ese cambio de sistema estatista totalitario, a una república fuerte, y una ciudadanía libre, es momento de dar el todo por ese «País Rico de Verdad».