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Ya son cinco meses desde que Juan Guaidó se juramentó como presidente interino de la República, y aun no se ha producido el quiebre completo del narco Estado socialista. Mientras eso pasa, el país se desdibuja y a un paso cada vez con mayor velocidad, ese aumento de la vorágine destructiva se traduce en un drama humanitario cada vez más profundo.

Cuando recorro las comunidades de Vargas y veo el horror de la miseria en muchas casas, cuando veo hogares destruidos por la separación forzosa producto del éxodo venezolano, cuando hablo con abuelas que anhelan conocer a sus nietos y madres que sueñan con reunificar a sus familias, me doy cuenta que la mayor consecuencia de los 20 años de chavismo, es el sufrimiento innegable de los venezolanos.

Lo hemos dato todo por recuperar nuestra libertad, hemos votado, dialogado, marchado, y rebelado ante la corporación criminal que hoy ocupa el territorio venezolano; siempre hemos estado resistiendo al socialismo y enfrentándonos de forma desigual a los grupos criminales que lo sustenta, y la verdad es que no lo hemos logrado, que solos no podemos, que nuestras acciones por la más noble de las causas no han sido suficiente.

Y ahora, cada vez más cerca de la primitivización de nuestros ciudadanos, más desiguales nos hacemos en esta lucha. Es por eso que nuestro deber es exigirle al presidente Juan Guaidó, que avance sin demora en la aplicación del artículo 187-11 y a la comunidad internacional que entienda el llamado de los venezolanos y use la fuerza para protegernos y liberarnos de unos grupo criminales que son capaces de exterminarnos para permanecer en el poder.

En Venezuela no se están jugando las aspiraciones presidenciales de 40 personas, en Venezuela lo que se juega día a día es la vida propia de los venezolanos.

@JuanFreites