Skip to main content
immediate bitwave Library z-library project books on singlelogin official

Desde la perspectiva que represento, el liberalismo, la idea de que es legítima una presunta justicia social que utiliza la fuerza estatal para redistribuir recursos e igualar a los seres humanos es falsa. El término justicia social está en realidad vacío de contenido o sirve para disfrazar la violencia sutil de los Estados. La ingeniería social que pretende resolver problemas humanos sin respetar el derecho de propiedad privada está condenada al fracaso. El término ha sido utilizado por los socialistas para ganarse la pleitesía con escapulario ajeno, es decir, quitan el dinero a los que tienen a través de la coacción por medio de los impuestos o se roban las empresas muy rentables para desde allí montar organismos o sistemas burocráticos para hacerlos llegar a los desposeídos y que en realidad lo que entregan son migajas mientras ellos se aprovechan de esos recursos para beneficio propio. El derecho personal de propiedad es un derecho natural, no convencional: no es el resultado de un consenso. No es el conjunto de la sociedad, ni los legisladores estatales, quienes de forma arbitraria otorgan derechos e imponen deberes a los individuos. Todos los derechos humanos legítimos, no violentos, emanan y son consecuencia lógica del derecho de propiedad. Por ser derechos de todas las personas, no pueden tenerlos unos a costa de otros. No existen derechos, ni deberes auténticamente legítimos que violen la propiedad privada. Los derechos personales y de propiedad son la misma cosa: cada persona posee su mente y cuerpo y algunos objetos externos y puede vivir como quiera, mientras respete la propiedad ajena.

La equidad y la justicia social es la misma cosa, igualar a todos los seres humanos no tiene sentido, la justicia no es igualar a todos y en la práctica ha sido un fiasco porque esa igualdad los ha llevado a todos a la pobreza y a la miseria con la excepción del grupo que promovió la igualdad que gozan de todos los privilegios que ellos prometieron a la casi total mayoría. Son absurdas y nocivas las ideologías que afirman basarse en la dignidad del individuo para imponer organizaciones sociales coactivas o totalitarias. Creen que todas las personas son igualmente dignas, es decir, que merecen lo mismo, y olvidan las diferencias de capacidades e intereses: pervierten la igualdad ante la ley y la transforman en la igualdad mediante la ley.

Afirman que sólo es digno el que es solidario, el que comparte, el altruista. De la dignidad del individuo infieren su sometimiento al colectivo, se inventan deberes presuntamente realizables (y en realidad imposibles) para que todo el mundo pueda vivir con dignidad. En realidad lo que existen son ideologías de la envidia mal sana e ideologías de la envidia sana, yo puedo querer cosas que otros tengan pero no puedo ir a quitárselo por la fuerza o la coacción por el solo hecho que quiero tenerlo causando además violación a la propiedad privada. Si quiero tener lo que otros tienen, debo trabajar para obtenerlo, no robarlo.

La justicia social es utópica nunca se puede igualar a las personas, no somos robots que nos dan las mismas instrucciones y todos podemos hacer lo mismo, los deseos de los seres humanos son infinitos y cada quien sueña y posee según sus posibilidades, sus destrezas, sus dones, su capacidad, sus habilidades, y por qué no, sus defectos, todo va a depender de las oportunidades que se presenten en la vida y siempre las habrá, y si no, hay que buscarlas.

La justicia es una sola, no necesita apellido, no es justicia social. La justicia es el ámbito de la ética que estudia qué es legítimo hacer cuando las normas son violadas por un criminal contra una víctima. La justicia consiste en dar a cada cual lo que es suyo, restableciendo la propiedad privada legítima. Su principio fundamental es la compensación, restitución o indemnización de la víctima por el delincuente. El daño debe ser reparado y la víctima indemnizada por el responsable causante del daño. En una relación o intercambio voluntario, ambas partes resultan beneficiadas. La justicia social es un retroceso a la verdadera justicia, es ir atrás, es retroceder, ir en sentido contrario, es contraria a la verdadera justicia, no debe existir dentro de los parámetros de convivencia humana.

No existe un concepto universal de Justicia Social, lo que existe es Universales Humanos y en ellas está contemplada la justicia social como concepto de equidad o igualdad. Recordemos que somos imperfectos y siempre existirán algunos rasgos universales que tratarán de imponer por la fuerza, la coacción o la ingeniería social.

En Venezuela la justicia social es un concepto muy bien vendido por los grupos políticos mayoritarios de la izquierda, hasta ahora y en el poder, es el concepto del Robin Hood, quitarle a los ricos para darle a los pobres que incluso se vende muy bien entre los mismos ricos ya que se creó un mercantilismo entre políticos y empresarios avaros para un supuesto beneficio mutuo que duró, se puede decir, la llamada democracia de la cuarta república, cayendo precisamente por causas de políticas de justicia social, ya que los gobiernos no permitieron en la medida que avanzaba la democracia creación de riqueza, competencia, apertura de la economía, sino todo lo contrario profundizar en la redistribución de la riqueza dada por los ingresos petroleros y que a la final no alcanzaría para todos.

La democratización, como muchos izquierdistas la llaman, se profundiza aún más ofreciendo mucho más del tesoro público a las masas y es cuando llega el socialismo duro y se convierte en un solo poder totalitario donde muchos colaboradores empresarios salen del juego, incluso perdiendo casi todo, hasta llegar al momento actual que vivimos los venezolanos, con consecuencias mucho más desastrosas que las vividas por otros regímenes totalitarios ya que se unieron a muchos organizaciones del crimen y de mafias clandestinas. Luego, esto que estamos viviendo es consecuencia de políticas mal sanas de justicia social o redistribución de riqueza del tesoro público que por su naturaleza perjudica la propiedad privada, el emprendimiento, la apertura económica, el libre comercio, la competencia y en si las políticas liberales de libertades individuales que hacen que el país haya caído en desgracia, pobreza y miseria.

 

Ing. Jesús Ortiz, coordinador de Promoción de Valores de Bolívar.