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Ser venezolano y vivir en Venezuela no es nada fácil, ser venezolano se ha convertido en un estilo de vida mas que en una ciudadanía. Decir en cualquier parte del mundo “soy venezolano” lleva a pensar sin titubear por un segundo en la situación que vive el país y que hagan la pregunta de “¿cómo están las cosas por Venezuela?” pues, es difícil por no decir imposible que la respuesta a esa pregunta sea diferente a “las cosas están muy mal” o cualquier otra oración que sirva como sinónimo pero que traduzca el mismo sentimiento.

Los venezolanos no sabemos que es tocar fondo, a cada situación extraordinaria que causan las políticas nefastas del régimen de Nicolás Maduro pensamos lo mismo y es que no podemos estar peor, pero, es increíble, como la opresión de esta dictadura sangrienta y genocida ha llevado al venezolano a aceptar los detestables resultados de sus políticas comunistas. Primero, en años pasados, la situación de escasez de productos básicos de la canasta alimenticia era insostenible para muchos, pero aquí nos encontramos años después, sin poder acceder a esos mismos productos, sumado a la escasez de otros productos de primera necesidad como las medicinas que necesita un paciente oncológico, o la insulina que necesita un paciente diabético, o los aparatos para dializar que implora un paciente con problemas renales e incontables padecimientos que no pueden ser atendidos producto de cada política errada del régimen.

Ahora en el año 2019, hemos aceptado la situación precaria en la que se encuentra el sector eléctrico del país y todas las consecuencias que esto trae, falta de agua en las tuberías de las cosas de cada venezolano, falta de energía en la nevera de cada vecino, miles de aparatos domésticos estropeados productos de las idas de luz agresivas y de nuevo, el venezolano, ha aprendido a llevar esta situación sobre la marcha gracias al temor que infringen los esbirros colectivos adeptos a Nicolas Maduro y su régimen narco comunista, pero basta de acostumbrarnos a lo que el comunismo y el socialismo profesa, acostumbremos no a la idea de libertad, al libre comercio entre los países, a la libertad de expresión, a la idea de un país donde de la mano del capitalismo se respeten los derechos fundamentales de los ciudadanos, donde cada persona pueda alcanzar su independencia económica sin esperar un bono o las migajas de los políticos corruptos, acostumbremos no a una Venezuela prospera, a una Venezuela donde se pueda protestar sin el temor de recibir un perdigonazo o de ser encerrado en una cárcel por el tiempo que al régimen se les venga en gana.

Así como un pueblo oprimido no sabe que tan hondo puede llegar gracias a las situaciones que empeoran su día a día, un pueblo no sabe lo que es capaz de lograr gracias a la unión con un propósito en conjunto; la libertad, la muerte a la opresión. Los limites impulsados por los ideales de libertad son inimaginables e indetenibles para la compresión humana, solo basta que un puñado de personas tenga el valor para impulsar la ola libertaria que necesita nuestro país, y esa tarea nos corresponde a nosotros, los lideres de la Venezuela del mañana; incentivar y hacerle entender al compañero, vecino, familiar, amigo que unidos y con un mismo propósito podemos lograr cosas mas grandes de las que pueden entender; conseguir la libertad que nuestro próceres nos dieron y que nos corresponde ahora a nosotros, sus descendientes, conservar.