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El chavismo, como todo sistema de corte socialista, diseñó una serie de incentivos anti-natura que progresivamente escalaron y penetraron todas las instituciones, incluidas las que hasta el día de hoy se consideran “imparciales” u “opositoras”. En el ecosistema político actual la palabra que más se repite es el pragmatismo, mientras que los principios, es a la que menos se hace referencia.

De verdad, ¿importan los principios? ¿Existe la política con principios? ¿Tiene el político principios y valores? Si algo supo crear el chavismo fue todo el aparataje mediático que promovió una neolengua, diseñada para controlar y amoldar a su conveniencia a la sociedad, a través de su lenguaje y forma de pensar. De manera que, muy probablemente en la nueva Venezuela seguiremos encontrando personas que crean que liberalizar la economía es un “acto fascista” pero también piensen que, ante todo, “hay que ser pragmáticos”.

Ante esto, el 24 de abril de 1988 el Dr. Leonard Peikoff ofreció una charla en el Ford Hall Forum de Boston donde respondía la pregunta ¿por qué debemos actuar con principio? Para aquel entonces, el filósofo de origen canadiense ya identificaba un problema general en la política global que estaba siendo impulsada por los grandes movimientos anti-natura: el pragmatismo.

No se necesita buscar una definición compleja, el pragmatismo es la noción humana de actuar sin principios, en rechazo a la idea moral y con base al simplismo, el relativismo y el subjetivismo. Responde a la pregunta ¿para qué detenerse en principios si se puede vivir en el hoy y el ahora siendo realistas, exclusivamente?

En efecto, ha sido el pragmatismo la base esencial no solo del chavismo, sino de la política venezolana en los últimos 200 años. El pragmatismo ha sido la cadena ejecutora del populismo, el clientelismo, el paternalismo, el nacionalismo y finalmente el socialismo. Estos vicios históricos condujeron al chavismo, qué maximizó cada uno de ellos para dejar como resultado la Venezuela que tenemos frente a nuestros ojos.

“MUD adoptó estrategia pragmática para no paralizarse”, dijo Luis Vicente León en 2016. Un artículo de prensa de fecha 9 de noviembre de 2017 mencionó que los “adecos arrasaron en primarias MUD por poner primero el pragmatismo para después definir su ideología”. Son solo algunos ejemplos fidedignos y disponibles en la web que constatan el letargo histórico de la cultura del pragmatismo y lo mucho que el chavismo se destacó en destruir cualquier noción de principios y valores en nuestra sociedad, mucho menos en la política.

Lo anterior sirve como advertencia para la sociedad libre que deseamos formular y conquistar para Venezuela. He dedicado mis columnas a identificar los obstáculos que enfrentaremos a la hora de proponernos alcanzar esta sociedad y modelo de República.

En una nueva Venezuela libre los principios y valores no solo contarán, sino que serán el radar (tal como Peikoff los definió) para enfrentar los retos, desafíos y vicisitudes que afrontaremos como país. Quizás sea tiempo de poner en práctica la tan citada y poco aplicada, por muchos, frase de Simón Bolívar: “Moral y luces son nuestras primeras necesidades”.