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Es normal que cualquiera se sienta ofendido cuando alguien le dice que es muy “fanático” a algo, ya que este término se puede asociar con alguien que es “maniático”, una persona que defiende a capa y espada sus creencias irracionalmente. Pero, ¿Qué es el fanatismo como tal?, ¿De dónde viene?

Podemos definir el fanatismo, simplemente como la conducta o comportamiento apasionado del fanático, una actitud que se presenta como una pasión excesiva y desmedida por defender una idea, una teoría o un estilo de vida, entre otros. Expertos afirman que el fanatismo podría convertirse en un peligro dentro de la sociedad actual, sin embargo, no es una problemática nueva, ya que desde los mismos orígenes, ha estado presente en aspectos como la religión, deportes, tendencias políticas, etc.

En nuestro país, el fanatismo es parte de nuestra idiosincrasia, desde los misioneros que querían imponer la religión verdadera a los salvajes, y estos últimos, que respondían con su propia convicción y creencias, intentando librarse de los recién llegados religiosos. Muchos han sido los ejemplos de fanatismo con los cuales muchos venezolanos pueden sentirse identificados, siendo algunos de los más notables los de tendencias política y deportivas. ¿Quién no es fanático de su equipo de béisbol? O se ha topado con un fanático a su ideología política.

Las acciones de las personas se guían por el deseo, por eso es que podemos decir que  lo que nos lleva a caer en el fanatismo es el apasionamiento que tenemos a ciertas cosas, somos una sociedad joven y debemos entender que nuestro pasado es muy reciente, es por eso cualquier alusión al fanatismo puede retumbar en nuestras cabezas. Entonces, hagámonos la pregunta, ¿Está mal ser fanático, o sentir fanatismo hacia algo? La respuesta dependerá del punto de vista en que se vea, siempre y cuando no se haga daño a la sociedad con nuestras ideas o creencias, cada quien es libre de defenderlas dentro de un buen marco de respeto. Pero, si se llega al punto de ofender, o hacer daño para poder defender una postura y se entra en conflicto, puede llegar a tener repercusiones en las relaciones interpersonales.

Entonces, ¿Cómo se puede  dejar el fanatismo?

Es muy difícil librarse del fanatismo, ya que puede hacerse pasar como nuestra opinión, haciéndonos creer libre y fuertes. Sin embargo, dejarlo crecer es acabar con nuestra dignidad, ya que este esclaviza nuestra consciencia hasta suprimirla. Lo más recomendable es intercambiar ideas con otros, respetando las opiniones de los demás, así estemos seguros de nuestra postura. No se trata de creer ciegamente en lo que dice el otro, si no de escuchar y comprender lo que dice.