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Es críptico el escenario en nuestro País. Venezuela se encuentra sumergida en un devenir delicuescente de una de las bandas criminales mejor estructuradas del mundo; aún, teniendo como soporte las instituciones del estado, un cuerpo de justicia ajustado a sus necesidades, un alto contenido estratégico cubanizado, guerrillas colombianas, terroristas árabes del Hezbollah y, por si fuera poco, los malandros colectivos, los presos
fratricidas, disfrazados de policías y algunos miembros de la FFAA que aún se mantienen aferrados a la ubre de los usurpadores.

La decadencia, como se señaló, de estos facinerosos, hace que sean aún más perversos. Están sucumbiendo a
la presión externa e intestina, están asidos a hilos, corroídos, que se romperán de un momento a otro. Su columna vertebral, como el narco-tráfico y el robo del erario, se ha ido fracturando. No tienen sostén internacional y están sucumbiendo al anillo económico, están atrapados en su propia madriguera. El inestable comportamiento, los lleva a cometer tropelías en contra del pueblo venezolano, sin importarles el sufrimiento, las muertes y las necesidades básicas; sólo para mantenerse adheridos a las mafias de una corruptela híbrida que, como émbolos, torpedean a una sociedad golpeada, pero mantenida resiliente y con la esperanza, más viva que nunca, para continuar socavando las bases, fragmentadas, de un albergue delincuencial y cobarde, que, aún, continúa en status epiléptico, lo cual deriva en un daño neuronal.

Con el ímpetu y perspicacia venezolanista, se pudiese señalar que esta penumbra subyacente, entorpece la
funcionabilidad, en todos los aspectos, de nuestra nación; podemos observar un nuevo yacimiento de incertidumbre y desconfianza en la población. Incertidumbre, sí, porque históricamente nuestro País nunca ha sufrido un apagón de tal magnitud. Y desconfianza, porque la población no se cree el cuento de “falla eléctrica”. Suspicazmente, el vecindario manifiesta que es una componenda, más, del G2 cubano y nuevamente, dicen, quieren manipular al ciudadano para que se guarde en sus casas y así poder maniatar a su antojo lo que hasta ahora y desde aquel 23 de enero de este año, no han podido controlar.

Con el corte de la energía eléctrica, a niveles inimaginables, intentan sucumbir las expectativas de un pueblo, afanoso que desea la intervención de una fuerza mayor que extirpe, de una vez por todas, las pretensiones del enquistamiento de los usurpadores. La Asamblea Nacional -legítima- debe activar el Artículo 187 numeral 11: “Autorizar el empleo de misiones militares venezolanas en el exterior o extranjeras en el país”.

¿Cuántos atropellos y cuántos asesinatos se les continuarán permitiendo a los delincuentes que invaden el poder?

¡Basta ya! Ha sido una de las consignas de María Corina Machado. Las aplicaciones del articulado constitucional 233; 333 y 350 fueron impulsados, con fervor y coraje, por esta mujer que ha recorrido toda la geografía nacional, sólo para infundir el sentido de libertad a un pueblo oprimido, que ha estado bajo la fecunda malevolencia de aquellos que han coexistido opuestamente a una verdadera democracia y son una alegoría de muerte y destrucción, llevando al País a un colapso, casi total.

El Artículo 187 #11 es otra de las banderas de María Corina, lo cual supondrá uno de los acontecimientos,
libertarios, más relevantes de los últimos 60 años.