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No solo los secuestrados políticos han de ser víctimas de torturas por parte del régimen de Nicolás Maduro. Diariamente, cada uno de nosotros somos víctimas de la tortura.

El hambre, es una de las estrategias del régimen para convertirnos en sumisos y mendigar una caja llamada “CLAP”. A diario vemos jóvenes y hasta ancianos hurgando la basura para conseguir que comer.

El agua, vital liquido para el individuo y considerado un derecho humano que el régimen no garantiza y que, intencionalmente, hace que se ausente hasta por meses.

La inseguridad, la que tenemos en cualquier parte de la nación; el terror del cual somos víctimas por bandas organizadas que inclusive se relacionan con el Estado.

La salud, cada día se ve amenazada por la falta de medicamentos en el país. Sufrimos por conseguir un antibiótico básico, un antigripal, un analgésico, una insulina… pacientes renales en constante protesta por una diálisis, niños con cáncer esperando la quimio, enfermedades erradicadas que reaparecieron, y todos con un cartel que dice: “No me dejen morir”.

Hospitales sin insumos, contaminados y con médicos amenazados a ser privados de libertad si se rebelan.

La luz, la que se va por horas todos los días, y hasta por semanas debido a la falta de mantenimiento e inversión. La ineficiencia de un régimen que dice ser eficiente.

Las torturas no son solo aquellas blancas y negras que describe Lorent Saleh en su reciente entrevista, de las que fue víctima. Las torturas también son las que vivimos a diario y que han provocado la muerte y exilio de muchos venezolanos.

Estamos siendo torturados y algunos aun no lo quieren creer.

@jubelysmab