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Desde 1999, hemos visto como el venezolano ha permanecido estoico ante las adversidades, siempre con la ilusión de que todo va a cambiar, de hecho, la única manera posible de que una persona sobreviva en las condiciones actuales en las cuales se vive en este país, es con esperanza, ya que si tú no tienes esa creencia firme de que las cosas van a cambiar es imposible que sobrevivas a la actual situación de nuestro país, ergo podemos decir que no, no se ha perdido la esperanza en el venezolano, pero, ¿Es la esperanza una virtud o un defecto del venezolano?.

A grandes rasgos podemos pensar que sí, ya que la esperanza es la luz del faro que guía a nuestra embarcación en esta tormenta, somos una embarcación que lucha contras las olas que unas tras otras se interponen ante nosotros y que si no fuese por ese faro que avistamos,  ya nos hubiéramos hundido, pero, ¿Hemos hecho algo por cambiar la situación? ¿Hemos intentado arribar a puerto? Porque por mucho que el faro alumbre, nunca llegaremos a puerto si no luchamos con todas nuestras fuerzas contra la tormenta y sacamos a esta embarcación adelante.

Ese es el problema de la esperanza: Creer que algo va a suceder pero no hacer nada para que suceda. Así que, a ti, venezolano, te invito a que dejes de creer que algo va a suceder, te invito a que hagas que ese algo suceda, unámonos y no esperemos por el cambio, seamos nosotros mismos el cambio. Como diría Aristóteles Onassis “Debemos liberarnos de la esperanza de que el mar descansará, más bien, debemos aprender a navegar con vientos fuertes”.

 

Fernando Lazcano.

Vente Joven Dtto. Capital- Parroquia Sucre