Simpatizantes de la izquierda política y asesinos de la palabra progreso, son una plaga que se ha extendido y ahora pecan de osados al querer disfrazarse de liberales y lo peor de todo es que creen que no los reconocemos.
Están en todas partes, se creen iluminados, intelectuales, acertados analistas y hasta los mejores periodistas. Desprecian cualquier otra idea que no se identifique con las propias, odian los debates y le huyen a los datos estadísticos, a la historia y a cualquier argumento que los deje mal parados a causa de su falta de cerebro y de lógica.
Jamás admiten una derrota, sea en la contienda electoral o en la vida diaria. Si no piensas como ellos, te insultan, atacan y agreden de todas las formas posibles, intentan pagarlos y al frustrarse por no lograrlo, utilizan su arma secreta y para ellos la más letal la manipulación, logrando con ella convencer a algunos de armarse en contra de sus detractores y de unirse a su escoria. Justifican a los holgazanes y los premian por su lealtad barata. Lealtad por aplaudir sus decisiones carentes de todo conocimiento y de toda moral. Los hacen defender lo indefendible, buscando provocar a aquellos que no comparten su punto de vista o su manera de proceder para luego victimizarse y autoproclamarse «líderes incomprendidos». No aman la libertad individual como lo pregonan, son tan enemigos de la misma como Maduro y Putin.
Aborrecen al que trabaja, pues son los reyes de los holgazanes, aquellos que adoran que sin mover un dedo el poder y la riqueza les lleguen, que les levanten las manos y los proclamen Reyes, ganadores de un premio sin tener ni mínima capacidad, mérito o inteligencia.
Son los que osan creer que nos engañan y que no los identificamos como liberales falsos o progres disfrazados de liberales, habidos de poder, que pueden ser un gran freno al cambio verdadero pero que lamentablemente por nuestra ceguera están ganando espacio en nuestro propio terreno jugando a cansar a aquellos cuyo norte es la libertad, la ley y la moral, pero que también llevan 20 años de luchas y que no conocen a pesar de tantos intentos, la palabra rendirse.
A los progres disfrazados de Liberales, les toca un duro camino para desplazar el inminente cambio de la política tradicionalista, más fácil es que se den por vencido, pues el trabajo, es lo que menos les gusta.
@Princebeba