Los he visto de todas las edades, con mayor o menor experiencia, unos más genios que otros, unos más empoderados que otros…
Los he visto aquí, donde hacen magia para trabajar con lo que tienen, donde hacen “vacas” o llaman a sus ex compañeros en el exterior para comprar medicinas o detergentes. Sí en este país, Venezuela, donde para tratar de preservar la vida de alguien arriesgan la propia, donde viven con los nervios destrozados por ver morir decenas de niños a diario, saliendo a las calles cuando toque y durmiendo donde toque, si es que tienen chance de dormir.
Los he visto en muchas partes del mundo recibiendo premios y reconocimientos, pero sobretodo los he visto aquí, recibiendo frutas, quesos o cualquier “detalle” de alguna persona agradecida.
Los he visto en Sur América, en Norte América, en Centroamérica, en Europa, y hasta en Australia. Quizás haya alguno hablando Mandarín o prescribiendo calidad de vida en ruso.
Están los que se quedaron o no se han ido. Sí, esos que aunque a veces no tienen para comer, siguen dando la cara a una población desasistida porque un grupo muy reducido de delincuentes que secuestraron el país.
Están los que se fueron, a esos los he visto sobresalir en las rondas clínicas, o eso me dice mi mamá, ganándoles a los locales tan solo por haber aprendido a mirar a los ojos, dar la mano y escuchar a sus pacientes.
Otros se fueron y siguen siendo médicos por dentro, pero taxistas, cajeros, bartender, asistentes, cocineros, músicos y pare usted de contar “por fuera”. No se rindan.
A todos les deseo una excelente estadía allá donde el mundo les abrió las puertas porque un narco-Estado los desplazó, y donde quiera que se encuentren les recuerdo que todo lo que quieren está del otro lado del miedo, y que SÍ vamos a recuperar nuestro país, que quiero verles llegar de nuevo y que les admiro con todas mis fuerzas ya que nací y crecí con ustedes.
¡Los he visto! y uno de ellos: mi madre.
@GilbertoALaReal