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Muchos se preguntarán, si no vamos a elecciones ¿cómo saldremos de esta situación? ¿Tendremos que esperar seis años más? La respuesta a este dilema es muy compleja, pero a la vez muy fácil de entender.

Venezuela está viviendo el momento más difícil en toda su historia política, económica y social. Hemos sido testigos de cómo una narco-dictadura, encabezada por Nicolás Maduro, se encargó de llevar a la ruina a un país el cual estuvo a punto de convertirse en una potencia para Latinoamérica y para el resto del mundo.

Muchos piensan: “si no votamos se perderán espacios que serán cooptados por el régimen y tendremos seis años más de chavismo”. He aquí mi primera respuesta: hemos llegado a un punto en el cual la dictadura tiene secuestrada, completamente, a nuestra nación, con un estrangulamiento atroz de institucionalidad. No serán precisamente los jerarcas del régimen quienes abandonen el poder por la vía comicial. Ya somos testigos de cómo el poder electoral se arrodilla ante el régimen.

¿Cómo hacer para que nuestro derecho a elegir tenga validez nuevamente?:

Recordemos que el 16 de julio del 2017, más de 7 millones de venezolanos alzamos nuestras voces y dijimos, claramente, que no aceptábamos una ilegítima ANC, así como ningún otro pronunciamiento de esta, ya que es promovida por la dictadura y se encuentra al servicio de la misma.

Este mandato por el cual millones votamos, es el único voto que debemos respetar, hasta recuperar el orden constitucional. No existe otro más. Entonces muchos dirán ¿Ir nuevamente a la calle, para ver como los órganos represivos asesinan a nuestros hermanos venezolanos? Es así como se llega a un punto en el cual vale la pena pensar: ¿Cómo los venezolanos, que quieren una salida, pueden apoyar la opción de manifestar en una vía pública?

Otra respuesta más: Internacionalmente hablando, el mundo nos observa, y ya no es un tabú la situación de nuestro país. La calle genera un gran impacto, ya que al demostrar la  cantidad de personas que rechazan la dictadura y piden a gritos un cambio, queda en evidencia el escaso apoyo de la población hacia el régimen, lo cual sería otra razón de peso para la actuación de la comunidad internacional.

Mi mensaje es el siguiente:

Volver a las calles con una estrategia que organice y lleve a cabo una resistencia pacífica, con un mensaje claro, contundente y efectivo:

Pedirle al mundo no ser cómplice de la dictadura y que actúe de inmediato, apoyando una ayuda humanitaria, y de esta forma salvar la vida de millones de venezolanos, víctimas de la escasez de medicinas y alimentos.

Transmitirle a todos los venezolanos, radicados tanto en su territorio nacional como en el exilio, la opción de una injerencia humanitaria, dado que una de las condiciones para invocar este principio – la más evidente de todas – es hoy una lamentable realidad: una gran hambruna en el país.

 

Nuestra labor como políticos es inculcar a los ciudadanos el significado de todo esto, paso por paso; qué necesitamos para invocar esa ayuda humanitaria, cómo podemos solicitarla y ante cual organismo o actor supranacional hacerlo, y cuáles serán sus resultados.

También, debemos aclarar que participar en un proceso electoral significaría ser cómplices y colaboradores de la dictadura, y al apoyar esto, le estaríamos dando más oxígeno.

Es importante nunca descartar la vía del sufragio, pero en momentos como estos, cuando vivimos en tiranía, es imposible ir a un proceso comicial en las cuales no existen condiciones, no existe imparcialidad y el resultado nuevamente será aquel establecido por el régimen.

Concluyo diciendo, que para lograr este objetivo debemos centrarnos en la organización masiva de los venezolanos en el exterior, así como en el país, para de este modo demostrar al mundo lo que queremos.  No abandonar la lucha por la petición de sanciones a funcionarios directos de la dictadura,  a toda la cadena de mando de la oficialidad y cualquier individuo que guarde relación directa con estos.

Recordemos que los derechos humanos atienden a un principio de progresividad en su reconocimiento y denuncia, por lo cual, se reconoce como violación de estos principios, la acción directa y la omisión, por parte de individuos, entes privados y públicos, contrario a lo que anteriormente se pensaba como responsabilidad sólo atribuible a los Estados

¡En la unión está la fuerza!

Twitter: @Ricardodiazolav Twitter

Instagram: @ricardodiazolavarria