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Suman cuatro los encuentros entre los representantes de la narcodictadura venezolana y representantes de la Mesa de la Unidad Democrática desde sus inicios en 2016; ha cambiado la lista de invitados internacionales y uno que otro miembro de las bancadas; a diferencia de la sede, República Dominicana que se mantiene como anfitrión para estas jornadas, y a diferencia también, del resultado de los mismos: el desacuerdo.

Lo que ocurrió días atrás a escasos kilómetros de distancia de nuestro país y en las mismas aguas que compartimos, solo puede sorprender a quien en su orgullo y ceguera sigue llamando a estos genocidas como representantes, y a la vil estructura de la que hacen parte como gobierno. Un diálogo cuyas bases primordiales está designado por una de las partes, siempre tendrá un sesgo de origen, más si éste es diseñado por una narco-dictadura.

¿Es que acaso no se puede hacer el esfuerzo por un instante de pensar en que eres un narcotraficante, que estas envuelto en escándalos internacionales de terrorismo, tener a una nación que muere de hambre y un currículo glorioso de genocida; para luego analizar que riesgos tomarías y que acciones emprenderías?

Sin duda, tratarán de minimizar cualquier riesgo y sus acciones serán muy astutas a tal punto de invitar a quienes en teoría “defienden la democracia” a jugar a la democracia en su terreno. Si es así, como efectivamente lo fue, hay que tener dos dedos de frente para anticipar los resultados que positivos no serán ¿O sí?

En cuatro oportunidades el resultado ha sido el mismo: “no se llegó a un acuerdo”. Pero acá valdría ahora que la mayoría de los venezolanos nos preguntemos ¿Verdaderamente no se llegó a un acuerdo?

El éxito que puede tener una herramienta solo real en condiciones puramente equilibradas e iguales ante las partes, así como la voluntad de estas, puede conducir a varios acuerdos y resultados o quizás no; pero lo que si es cierto, es que algo diseñado por la parte que más tiene que perder y bajo la mirada cómplice de la otra parte, tiene una probabilidad de éxito siempre ajustada – sesgada – hacia quien la convino, o quienes la convinieron. Por eso no cabe duda de que el éxito de este nuevo espectáculo de lobby frívolo como los que hacía Hitler o Stalin haya sido precisamente el desacuerdo. Donde increíblemente ganan ambas partes.

Por un lado, tendremos a narco-dictadura que no solo habrá ganado tiempo –el oxígeno de todo totalitarismo– y menos presión en la calle, sino que también tendrá ahora un nuevo “as bajo la manga” donde ante “todos los esfuerzos hechos con la oposición estos no aceptaron las disposiciones y no hubo acuerdo”, dando paso a que la Asamblea Nacional Constituyente vuelva a aplanar a la Asamblea Nacional y convoque pronto unas elecciones
presidenciales.

No es sorpresa entonces, que el PSUV ya esté en campaña y el chavismo consolidando el “nuevo plan de la patria” como programa de gobierno 2019-2015, y donde probablemente Nicolás Maduro siga al mando de la catástrofe
para muchos, pero emporio para otros.

A su vez, la MUD habrá dicho que “agotó los esfuerzos”, probablemente hagan una que otra rueda de prensa y sigan llamando tiranos a los que en días atrás veían dentro y fuera de reuniones y a los que incluso seguro les aceptaron un “whiskeysito”.

La Asamblea Nacional proseguirá con su olvido de que tiene un mandato que cumplir que pasa a ser aún mayor tras la sentencia del TSJ Legítimo que desde el exilio ha solicitado se muestre la partida de nacimiento de Nicolás Maduro. Esto pasará a ser omitido y olvidado, para dar paso a que los motores electorales de sus partidos se enciendan para otro fraude pronto a anunciarse.

El dialogo entonces trajo resultados positivos a ambas partes y negativos para quienes sabemos la dimensión de su fracaso y el colapso de nuestro país.

Pero también puede que nosotros cosechemos un éxito, la postura de cancilleres como el de Chile y México, pero se concretará bajo la presión de comunidades venezolanas en esos países, en especial en Chile, donde venezolanos que por motivos humanitarios o no han buscado un rayo de esperanza que han conseguido – al menos en lo básico – y que cuya insistencia en cancillería a que Chile presione por un resultado verdaderamente exitoso será imprescindible.

Fabio Valentini

Twitter: @FabioLValentini