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Unos 100 millones de dólares. Sí, una tontería, una nimiedad.

El régimen venezolano acaba de perdonarle al gobierno de Dominica su deuda de 100 millones de dólares que esta isla del Caribe tenía con Venezuela.

Sí, mientras en las calles de nuestro país existen venezolanos muriéndose de hambre. Mientras pacientes de cáncer y de otras enfermedades no consiguen medicamentos y fallece, en Miraflores tienen la brillante idea de seguir regalando lo poco que nos queda.

Según Jorge Arreaza, Canciller de la República o mejor dicho del régimen, se le perdonó la deuda a la Isla de Dominica para ayudarlos a enfrentar la crisis económica y humanitaria que están padeciendo luego del paso de fenómenos climáticos como los huracanes.

¡Ajá! Y mi pregunta es ¿quién nos ayuda a nosotros?

No veo a los rusos perdonándonos deudas y menos ve a los chinos. Más bien las grandes potencias anti-norteamericanas siguen jugando a consumirse la savia económica que le resta a nuestra amada nación.

Para Nicolás Maduro el voto de Dominica en la Organización de Estados Americanos (OEA) es más importante que la alimentación de los niños desnutridos de Venezuela. Para él, los habitantes de Dominica son más importantes que los miles de venezolanos que se consiguen medicamento para tratar sus problemas de hipertensión o diabetes.

El régimen nacional sigue despilfarrando y entregando nuestras riquezas a los gobiernos del mundo.

Algunos dirán que es una medida humanitaria, pero es justo ayudar a otro cuando tu propio pueblo muere de inanición. Es justo entregar las riquezas nacionales y los activos circulantes del país cuando tenemos a personas que comen en los basureros públicos.

No señores, no estamos hablando de una acción humanitaria. Lo que está ocurriendo es la compra descarada de conciencias internacionales para que Maduro y compañía se mantengan en el coroto más tiempo con el aval de aquellas repúblicas bananeras con escasa ética.

Arreaza y Maduro saben que las naciones no tienen  aprecios internacionales sino intereses nacionales. Frente a esto, Miraflores quiere mantener a raya a las naciones que se han solidarizado con el pueblo venezolano a través del impacto de la, ya raquítica, petrochequera.

Lo que padecemos los venezolanos es un gobierno ligero de estigmas morales. Y, lo que estamos viviendo en torno a Citgo, parece más un revanchismo interno que un real proceso de depuración de la filial de Pdvsa.

Lo cierto es que entre Cuba, Haití, Dominica, Antigua y Barbados y otras naciones del Caribe, sin mencionar los acreedores rusos y chinos, se están comiendo a la república.

Si esto no es llamarse apátrida, palabra muy empleada por los jerarcas del régimen, entonces que alguien me explique lo que significa.