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Nuestra realidad como sociedad es una tragedia, con el paso del tiempo se va agudizando y trae consigo fatídicas consecuencias. Algunas tangibles de forma inmediata, como el alto índice de muertes violentas que día a día, y en todos los rincones del país, ocurren producto de la violencia desenfrenada en la cual está sumido el país. Además de la inseguridad los ciudadanos mueren por la escasez de medicamentos, ya que enfermarse es una sentencia de muerte segura en Venezuela, porque el sistema de salud es administrado de forma infrahumana. No podemos olvidar el hambre atroz que también nos persigue, siendo sus principales víctimas los niños y ancianos quienes mueren por la falta de alimentos.

También existen otras consecuencias un poco más difíciles de identificar, pero que se irán evidenciando en la sociedad con el paso del tiempo. El régimen fue creando cuidadosamente una estructura que de forma progresiva nos ha llevado a la miseria. Por ejemplo, tal es el deterioro de la calidad de la educación, que el modelo educativo está diseñado para formar una juventud ignorante, que  no posea un sentido crítico. Así mismo se ha fomentado la pérdida del sentido de la responsabilidad, valores cívicos, el sentido de la autoridad y respeto a la ley. Es así como esos factores fueron deteriorando lo que alguna vez fue nuestra sociedad republicana.

El producto de las mencionadas consecuencias y muchas otras, son los millones de venezolanos han emigrado en busca de nuevos horizontes para su crecimiento y desarrollo. Es realmente triste este éxodo masivo al que hemos sido sometidos en nuestro país, que además lo tiene todo para ser grande. Un país que alguna vez fue referencia de desarrollo en el continente americano es hoy referente de desastre. Hoy no hay un solo venezolano que no haya despedido a un amigo o familiar, y los jóvenes que aún permanecen en el país, está entre sus planes de corto y mediano plazo el irse de Venezuela.

Sin embargo, todavía quedamos millones de ciudadanos en el país -indistintamente de la razón-, que luchamos para revertir la situación. Hemos observado como en los últimos meses la dictadura se ha radicalizado, usando la violencia y el miedo para así seguir aferrada al poder. El trabajo del régimen ha sido excelente y eficiente para preservar sus intereses. En estos 20 años fueron cuidadosamente aglomerando una masa llamada a la cual llamaron «Pueblo», modelándole el pensamiento fueron consolidando, con mentiras y falsas premisas, su ideología y su lealtad hacia sus líderes.

Si bien es cierto que los líderes son una proyección de la sociedad, no es menos cierta la influencia que tienen los líderes para generar cambios en los patrones de la gente. Es decir, que si el líder promueve odio, anarquía, indiferencia, corrupción, falta de educación y estudios; esas características serán adoptadas de forma segura por la sociedad y eso es lo que estamos viviendo. Cuando nosotros que estamos en contacto directo con esta realidad -por lo menos en mi caso- surgen dos sentimientos inmediatos. El primero es querer huir de esta realidad, poner mi supervivencia y bienestar por delante. Segundo, el sentimiento de querer ayudar, que es el que predomina en mi. Simplemente no estoy dispuesto de entregar mi país a unos delincuentes.

Vivimos los síntomas de lo que Durkheim definía como anomía social, que son la destrucción de los valores de la sociedad (morales, religiosos, cívicos) el cual provoca un desorden en el orden social y, en consecuencia, la anarquía. Este estado lleva al individuo a tener miedo, angustia, inseguridad e insatisfacción. Y es por ello que hoy existe una ruptura, entre los ciudadanos inconformes con el sistema, que con una buena organización puede producir un cambio. En este punto es donde entra nuestro papel, en no desmayarnos y huir sino trabajar en para así generar dicho cambio. Siendo lo contrario al sistema que se convierte en la forma más eficiente de protesta. Es decir que si la sociedad me conduce a la corrupción yo protesto siendo honesto. Si me conduce a romper las normas, yo soy un ciudadano responsable. Si se promueve la ignorancia, me dedico a estudiar y superarme. Si en todos lados hay odio, yo respeto.

Debemos mantenernos firmes, debemos organizarnos en torno a los valores y principios que nos unen, y tener la certeza de que somos millones los que somos diferentes. No podemos entregar nuestro país y no podemos estar con los brazos cruzados viendo la caída de un país. Tenemos la fuerza y el mal nunca vence.

Twitter: @Renedvd