Skip to main content
immediate bitwave Library z-library project books on singlelogin official

Pocos días han pasado desde el 15 de octubre, día en que la dictadura volvió a dar muestra de su carácter autoritario haciendo uso de su brazo ejecutor: el CNE, el de los días vencidos, el de las doñas tramposas. El régimen orquestó de nuevo un descarado fraude electoral, burlándose de la voluntad mayoritaria de los venezolanos que con esperanza acudieron bajo la promesa de un cambio político.

Hoy debemos reflexionar sobre lo vivido, lo ganado y lo perdido. Ello nos permitirá avanzar hacia nuestro objetivo, la libertad. Por eso, es ineludible enfocarnos en el rol desempeñado por cada actor, el papel que jugaron ese día los ciudadanos, la dirigencia y la dictadura.

Los ciudadanos, diversos en su criterio y en su acción, el héroe de esta fase, en su pluralidad y en su determinación, porque desde la participación o la abstención, él tendrá una razón. Un porqué: Para unos era previsible el fraude, acudir para tener un voto que defender era una opción. Otra, no acudir para no formar parte del robo, evitando legitimar con su asistencia al vencido CNE, y evocando la coherencia ante el proceso de rebelión ciudadana. Y otro grupo, confiado, con la certeza de que su voluntad sería reconocida y que su participación contribuiría a doblarle el brazo a la dictadura, como ofertaba la dirigencia opositora convocante. Al final de todo, todas estas posturas convergen en un mismo objetivo, enfrentar a la dictadura.

El régimen, el fiscalizador de la elección, definió arbitrariamente las condiciones a la cual debía enfrentarse su contrincante, sometiendo este evento a incuantificables irregularidades. Más allá de una campaña sucia convertía el proceso en una aberración. Condicionando a los gobernadores electos al reconocimiento de estos a la fraudulenta ANC, entregando bolsas de comida por votos, y en otros casos durante el propio proceso hasta forjando actas, como ahora denuncia Andrés Velázquez, quien fuera electo como Gobernador del estado Bolívar.  El régimen, que convocaría estas elecciones para separar a la “Unidad” del mandato del 16J, aprovecharía la ocasión para darse un bañito de legitimidad, sin dejar de ser lo que es, una narco-dictadura asesina y empobrecedora.

La dirigencia opositora convocante, la que al acudir a este proceso rompió con la ruta establecida el 16J, generando diatribas entre los ciudadanos. Avalando con su participación el fraude orquestado el 30 de Julio por el CNE vencido, y que durante el proceso aceptaría una tras otra todas las circunstancias e ilegalidades impuestas por el régimen. Aquella que veía con buenos ojos la proyección que hacían diversos estudios de opinión donde se estimaba el 60% de participación en los comicios y que con ello se vislumbraba en promedio la victoria en 16 gobernaciones.  La dirigencia, la que no dudo ni un segundo declarar el fraude, eso sí, unos minutos antes de que el brazo ejecutor del régimen saliera en rueda de prensa a exponer los resultados que representaban la estafa más descarada y grosera, claro, después de la orquestada el 30 de julio.  La dirigencia, que pasada unas horas dejo de hablar del fraude orquestado por las doñas tramposas, y empezó a hablar de abstencionismo, desviando la causalidad del fracaso hacia los ciudadanos.

No quiero hacer leña del árbol caído, pero aquellos que se hacen llamar dirigentes deberían cuestionarse sus razones y sus decisiones. No se blindaron para enfrentar el fraude previsible, porque creyeron que la dictadura respetaría la voluntad de los venezolanos. Generando así un sentimiento de frustración y decepción en sus electores como lo hicieron también al apartarse de la ruta definida el 16J. En consecuencia, nos quedamos sin el chivo y sin el mecate. Cúpulas “políticas”, que decidieron opacar lo avanzado meses antes, por la posibilidad de tener algunos espacios de poder, pero que al día de hoy podemos asegurar se convirtieron solo en una forma de chantaje más del tirano.

Otro chance para el 16

De este proceso y sus resultados a pesar de lo adverso, debemos rescatar algunas consecuencias. Muchas caretas se han caído. Entre otras la del régimen, quienes se han puesto de nuevo la soga al cuello y con su acción nos demuestra que la única opción posible para enfrentarlos es acatando el mandato que dimos los ciudadanos en el plebiscito. Debemos retar a la tiranía con el poder de los ciudadanos: la participación, la organización, la determinación, la rebelión cívica, y el desconocimiento al régimen.

Hoy los venezolanos tenemos otra oportunidad. El 16J, que lucía alejarse con los días, después del 15 de octubre recobra más fuerza y sentido, pero recae en nosotros la responsabilidad. Por ello deseo invitarte a formar parte de la Alianza “Soy Venezuela”. Gremios, sindicatos, estudiantes, trabajadores, amas de casa, y factores políticos, todos unidos en un verdadero bloque con el objeto de quebrar la tiranía para lograr salvar la República.

 

Andrés Colina Avila (@AndresColina)