Skip to main content
immediate bitwave Library z-library project books on singlelogin official

Ante el anuncio por parte del Ministro de Relaciones Exteriores de Francia del inicio del diálogo entre el gobierno y la oposición venezolana se generaron toda una cadena de rumores y desmentidos al respecto, que culminaron con un comunicado emitido por la MUD, en el que reitera que no hay un reinicio del diálogo, pero que sí enviarán una delegación para reunirse con el presidente de República Dominicana, Danilo Medina, para exponer cuáles son las condiciones para una negociación y cuáles serían, según expresa textualmente este comunicado, “las demandas por las cuales los venezolanos nos hemos rebelado cívicamente para recobrar el hilo constitucional del país” y siendo  la primera de estas, y aquí me detengo: “el restablecimiento del voto como única fuente del poder del Estado en todos los ámbitos. Esto incluye el cronograma electoral completo e inamovible, que incluya las fechas de las elecciones regionales y municipales y también las presidenciales de 2018, como establece la Constitución”.

Es decir que, según este comunicado, los venezolanos nos declaramos en desobediencia cívica desconociendo al régimen y protagonizando una de las mayores rebeliones populares de nuestra historia, perdiendo la vida de más de 130 valientes a manos del régimen, siendo detenidos otros 5.000, sufriendo todo tipo de torturas en las mazmorras de la dictadura, para pedir un cronograma electoral que lleve a Nicolás Maduro hasta el 2019.

¿De qué estamos hablando, señores? ¿De un nuevo diálogo que vuelva a dar, como en los anteriores de los años 2014 y 2016, lo que más necesita la dictadura, que no es otra cosa que tiempo?

En el comunicado se habla del “restablecimiento del voto”, pero sin hacer alusión al nombramiento de un nuevo CNE que sustituya al actual, cuyo carácter ladrón y tramposo está más que reconocido por Venezuela y el mundo.

También plantea “el respeto a la independencia de poderes del Estado y el reconocimiento a la Asamblea Nacional”, pero en ninguna parte se menciona el desconocimiento a una fraudulenta e ilegal Asamblea Nacional Constituyente y que con anticipación a su elección 7,6 millones de venezolanos decidimos rechazarla en el referéndum del 16 de julio.

La rebelión ciudadana llevada a cabo entre los meses de abril y julio de este año rindió grandes frutos. Entre ellos, que el mundo volteara su mirada hacia nosotros,  generándose contundentes pronunciamientos de diversos gobiernos, parlamentos y organizaciones internacionales, y muestra de ello es la reciente declaración del secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, en la que afirmara que en Venezuela ni hay democracia, ni se respetan los derechos humanos. Por su parte, la Organización de Estados Americanos inició las audiencias para investigar los crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen de Nicolás Maduro y denunciarlos ante la Corte Penal Internacional.

Ahora bien, ¿qué apreciación tendrán todos estos actores internacionales que, aunque tarde, están iniciando procedimientos para contribuir a terminar con este genocidio del que es víctima nuestro país y poner en manos de la justicia internacional a sus autores al escuchar que representantes de la oposición solicitan un cronograma electoral que respete el período presidencial de un sujeto de dudosa procedencia, al que el 9 de enero la Asamblea Nacional declaró el abandono de su cargo y que el 20 de junio, amparado en el 350, la MUD decidió desconocer la autoridad de su régimen por haberse puesto al margen de la Constitución?

Aquí no se trata de negarse por capricho a un diálogo, a una negociación. No es así. Sí podemos ir a un diálogo, pero uno en el que se definan los términos y condiciones para la salida inmediata de Nicolás Maduro y su dictadura y el inicio de la transición. A la Venezuela decente nos resulta inaceptable y vergonzoso que se proponga cualquier ruta que tenga como objetivo dar más tiempo a esta tragedia.

Y para aquellos que desde la resignación o el colaboracionismo esgrimen “esto es lo que hay”, llegó la hora de decir, pues, «eso que hay no lo queremos», y debemos iniciar la construcción de una nueva plataforma que sí este decidida a conquistar la libertad y no a negociar conformándose con una mera mejora de las condiciones del cautiverio.

Jose Antonio Vega C.

@JoseAVega