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La democracia moderna no se asienta en la Masa, sino en el Individuo Libre, capaz de elegir conforme a sus propios deseos. Negar esto y apelar a “liderazgos” caudillistas apoyados en el odio y la división, así como a la muerte rodeada de desinformación e intrigas, es despreciar la democracia y la libertad individual, que tantos siglos de evolución ha costado”. Luis Alfonso Herrera, Masa, poder e individuo, 2015.

Lo anterior nos coloca frente a una lucha ciudadana por la libertad, que durante décadas ha confrontado regímenes totalitarios y ha generado incuestionables desarrollos en los ámbitos políticos, económicos y sociales en la humanidad. Pese a ello, en pleno siglo XXI, en Venezuela, país que hasta hace poco más de dos décadas era modelo de democracia en Latinoamérica, hoy enfrenta situaciones gravísimas respecto a violaciones de derechos humanos y confiscaciones de libertades individuales, cuya resistencia por parte de la sociedad democrática ha dado origen a la presencia de presos políticos en el país.

Un preso político es un ciudadano a quien se le arrebata su libertad por diferencias políticas con el régimen imperante. Es por eso que la condición de preso político no es aceptada en ninguna nación donde exista un sistema de gobierno democrático.

La libertad de pensamiento es una de las condiciones básicas para asegurar su propia existencia. Un preso político es una persona que representa un riesgo para que un determinado sector político, el cual actúa fuera de la ley pueda mantenerse en el poder. Un preso político es alguien a quien – sin cometer delito – se le viola uno de los derechos más sagrados: La Libertad.

En Mérida, como en muchos otros estados de Venezuela, existen ciudadanos que se encuentran injustamente detenidos por razones políticas. Organizaciones como el Foro Penal Venezolano, coordinado en Mérida por el Dr. Fernando Cermeño; El Observatorio Penal Mérida, coordinado por la Dra. Sarita Montiel; El Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de Los Andes, coordinado por la Dra. Mayda Hocevar y junto a cada uno de ellos un gran número de profesionales del derecho y de otras disciplinas, han dedicado enormes cantidades de horas de trabajo en la defensa – gratuita –  de cada uno de los ciudadanos detenidos arbitrariamente en la entidad.

Según informaciones ofrecidas por Fernando Cermeño, desde abril hasta julio del presente año, más de 103 personas han sido detenidas por razones políticas en la entidad merideña.

Entre  los ciudadanos detenidos en el estado Mérida se encuentran desde líderes políticos y comunitarios como Danis Anulfo Ojeda  (conocido como Lenin Ojeda, detenido el 16 de junio de este año, dirigente del partido Social Cristiano COPEI), pasando  por estudiantes universitarios como Carlos Briceño (conocido como Carlos Apio, detenido el 5 de junio del presente año, estudiante de comunicación social y miembro del movimiento estudiantil 13 de Marzo, procesado por tribunales militares), hasta llegar a ciudadanos que son detenidos arbitrariamente ejerciendo su derecho a la protesta, simplemente mirando e incluso en su lugar de trabajo ubicado en las zonas críticas, como es el caso de Steven García, detenido el 27 de enero de 2016 (quien laboraba como vigilante).

Las detenciones de Franklin Hernández, licenciado en idiomas, deportista, líder comunitario y antiguo voluntario de Súmate, detenido arbitrariamente el 21 de enero de 2015, recluido en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional –SEBIN-, sin sentencia; Villca Fernández, dirigente estudiantil, coordinador del movimiento estudiantil  Liberación 23, deportista y artesano, detenido arbitrariamente el 31 de enero de 2016, recluido en la sede del SEBIN en el Helicoide, sin sentencia; y, Carlos Ramírez (Pancho), líder del movimiento estudiantil 13 de Marzo, estudiante  de derecho en la Universidad de Los Andes, detenido arbitrariamente el 15 de mayo de 2017, recluido en la cárcel militar de Santa Ana estado Táchira, sin sentencia; no escapan de la misma línea de arremetida por razones políticas en el país.

Cuando a alguien lo meten preso, encarcelan a la familia también”, fueron las palabras de Javier Chirinos, coordinador de Vente Venezuela en Caracas, mientras relataba su días de prisión en lucha por la libertad. Estas palabras se confirman en el rostro de las madres, en la angustia de los hermanos, tíos y amigos, de los presos políticos en Mérida cuando esperan frente al circuito judicial la audiencia de presentación de cada uno de sus familiares. El delito: querer una Venezuela libre y próspera para cada uno de ellos.

¿Cómo se le explica a los padres e hijos que su familiar fue golpeado, torturado y arrancado de su hogar por querer una vida mejor para ellos y para las próximas generaciones? ¿Cómo pueden asimilar muchos familiares el que deben callar las atrocidades y violaciones del debido proceso, porque si hablan – si denuncian – le puede ir peor a su familiar preso? La impotencia y el dolor son infinitos, quedando un solo consuelo: éstos últimos fueron encarcelados por defender sus valores y luchar por el país donde quieren vivir para siempre.

La libertad es una condición innata del ser humano, un derecho inalienable por el que éste último siempre va a luchar. Habrá quien refute este planteamiento y considere que la libertad no puede ser ilimitada. Por tal motivo existen el estado de derecho, el debido proceso y garantías constitucionales que le permiten a un individuo defender su libertad cuando la misma esta siendo amenazada.

Sin embargo, aunque se trate de disfrazar los hechos ocurridos en Venezuela, desde hace ya varios años, sobre la actuaciones de ciudadanos a quienes se les ha arrebatado la libertad por razones políticas, lo único cierto hasta ahora es que este accionar del Estado venezolano es repudiado por ciudadanos y los países democráticos del mundo. El régimen imperante en Venezuela definitivamente se distancia de un Estado democrático, ubicándose en uno de naturaleza dictatorial. Hoy, decenas de naciones lo señalan, así como emiten sanciones morales y económicas a sus funcionarios.

La libertad de pensamiento, de discusión, de información no puede ser alienada por Estado alguno. Es esa libertad la que nos hace personas, únicas y constructoras de la sociedad, la democracia y el desarrollo de la nación.

¡Es momento de la libertad!

@marthamda

Coordinadora de Vente Venezuela Mérida