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No es el crítico quien cuenta, ni aquellos que señalan con el dedo al hombre fuerte cuando tropieza o en qué ocasiones el autor de los hechos podría haberlo hecho mejor. El reconocimiento pertenece realmente al hombre que está en la arena, con el rostro desfigurado por el polvo, sudor y sangre, el que lucha con valentía, el que se equivoca y falla el golpe una y otra vez, porque no hay esfuerzo sin error y o fallo.

A aquel que realmente se empeña en lograr su cometido, quien conoce grandes entusiasmos, grandes devociones, quien se consagra a una causa llamada libertad, quien en el mejor de los casos encuentra al final el triunfo inherente al logro grandioso, y que si fracasa, al menos caerá con la frente bien en alto, de manera que su lugar jamás estará entre aquellas almas frías y tímidas que no conocen ni la victoria ni el fracaso.

En la actualidad la juventud de nuestra nación ha tomado las calles convirtiendo, las mismas en un escenario de lucha donde resistiendo las armas del Régimen se escucha a lo lejos una voz, exigiendo vivir en un país libre, próspero y democrático.  Nuestras calles han podido ver como la valentía y la determinación se le han impuesto al miedo, las cámaras han logrado capturar la dignidad en apenas una imagen, en el asfalto la compasión ya no aparece y la piedad hace rato que se fue de viaje.

Esta lucha ha involucrado a una gran diversidad de sectores, incluso ha sumado a personalidades jamás antes pensadas como lo es la Fiscal General quien no siendo de la oposición se ha sumado desde sus espacios en defensa de nuestros derechos, a vivir en un país libre y democrático tal como lo describe nuestra Constitución.

Nuestra historia ha dado un vuelco violento que al finalizar la jornada y mirar al alba podremos ver una nación donde los ciudadanos podrán emprender sus sueños siendo dueños del fruto de su trabajo y esfuerzo. A eso le llamamos libertad.

No queremos una nación vieja y corrompida. Queremos un Estado donde la pura tradición y sustancia de aquel pasado ideal, se encuadre en las formas nuevas, vigorosas y heróicas, que las juventudes de hoy y de mañana aportan en este amanecer imperial de nuestro pueblo.

La reconstrucción de Venezuela será una tarea aplastante, gigantesca, que no se podrá confiar al genio personal de nadie, ni siquiera de un corto número de personas. Tendrá que ser obra de la ciudadanía venezolana en su conjunto y para ello será fundamental un pacto republicano que permita, reine la paz, una paz que no podrá ser más que una paz venezolana y una paz nacional, una paz de hombres libres, una paz para hombres libres.

 

Edioverth Araque

Secretario Político Estadal

Vente Venezuela                                                                  

Redes sociales: @araqueedioverth