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Martes, 9:50AM. Me despierto como todos los martes, pero este, no fue igual, marcó mi vida: recibí la noticia de que nacería mi sobrino.

¡SÍ! , seré tío a la distancia. Jamás imaginé pasar por todo esto, jamás imagine ver tan destruido a mi país, ver a los míos pasar trabajo, ver como esta dictadura nos ha privado de vivir tantos momentos familiares a muchos venezolanos.

Hoy no siento más que indignación y rabia. A este régimen no le basto con quitarme el futuro, con cerrarme tantas oportunidades, con alejarme de tantas personas que quiero, de matar a los ciudadanos de mi país, de exterminar la poca seguridad que teníamos en Venezuela, ¡No! También me quita la ilusión de ver nacer a mi primer sobrino, de estar ahí y cargarlo, de echarle la bendición como buen católico, de apoyar a mi hermano en este momento.

No es fácil ver a unos padres, sobre todo a una madre llorar de impotencia por no estar presente en ese momento; su primer nieto. De ver cómo le arrebatan su ilusión de abuela,

Qué triste es no ver nacer a uno de los suyos y más aún es que no haya podido nacer aquí como todos los de la familia, en su país. Sí porque este será su país, el que lo va a recibir con los brazos abiertos, el que lo verá dar sus primeros pasos, decir sus primeras palabras y el que le brindará el futuro que hoy por hoy yo no tengo.

Te esperaré aquí sobrino. Dios te bendiga hoy y siempre, te esperaré en tu país pero el que te mereces uno con LIBERTAD.

Gracias Argentina por recibir a mi sobrino en tu tierra.