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El pasado 23 de enero decidí que, pese a los lineamientos de la Unidad, sería la última vez que iría bajo la engañosa premisa de “Elecciones Ya” a la sede del Consejo Nacional Electoral.

Esta oferta de un ala opositora es tan fraudulenta como el diálogo al que asistieron en 2014 y recientemente en el nefasto encuentro en 2016, al cual los mismos que hoy venden la asistencia al CNE como defensa de un derecho decidieron atender al régimen, cuando se encontraban en un momento crítico.

Me recuerda cuando en 2013 se denunció el fraude electoral de las elecciones presidenciales y se olvidó posteriormente. También en 2014, cuando no se aprobó el planteamiento de #LaSalida, que el país acogió como ruta para derrotar la dictadura; ni en 2015, cuando se negaban a realizar primarias para escoger a los abanderados de la Unidad para las parlamentarias, prefiriendo el camino del consenso. Y hace unos meses, de forma voluntaria, inconsulta, en el seno de la Unidad se sentaron con el régimen a dialogar. Son conversaciones que apertura Nicolás Maduro como principal actor de la mesa, no como parte, sino como líder, desde el Museo Alejandro Otero, en contra de toda regla básica de negociación.

Tras el fracaso del Revocatorio y el triunfo sin gloria del segundo periodo de la Asamblea Nacional opositora en pleno ejercicio dictatorial, que controla el resto de los poderes públicos, pareciera que se busca es un pequeño e insignificante triunfo con esta nueva premisa que, cual línea partidista, incluso ha conquistado al ala más crédula, por no decir inocente, de la oposición.

Según el CNE, los voceros del régimen y la opinión pública, elecciones habrán, aunque aún no se tenga certeza de cuándo serán.

Las elecciones se darán en el escenario que más beneficie a la dictadura, que aunque usted no crea trabaja en recuperarse, por ello el censo, que es el Carnet de la patria. Ninguna institución pública esperará por los cambios que deben darse en el seno de la MUD. Mientras, la decepción, la desesperanza y el éxodo crece de este lado de la acera.
El lineamiento sigue errático ante la incertidumbre. Las decisiones están en manos del G2 Cubano, el G3 opositor más un gobernador y las mafias que mueven los hilos de la Narco-Dictadura. Entretanto, el hambre y la muerte siguen avanzando en la vida de los venezolanos de a pie.

¿Unidad y Voto? Me pregunto si es lo correcto, cuando la muerte por mengua y el hampa es lo que le quita el sueño a la gente. Si por eso fuera, en Cuba hay elecciones y en Venezuela la gente está unida en la lucha por la supervivencia. El deber del liderazgo opositor que quiera sobrevivir políticamente tendrá que conducir a la derrota de la vil dictadura. De resto, ni el santo gobernador, ni la beata alcaldía nos salva.

La Unidad debe dejar a un lado el inmediatismo en la estrategia, debe trazar una ruta que nos lleve a la transición junto a un liderazgo coherente, con visión de Estado, con la valentía de enfrentar al régimen y con la fuerza para iniciar con buen pie la sexta República.

En definitiva, hay mucho por hacer aún, no me inviten más al circo que es ir al CNE.

Miguel Angel Martínez
@MartinezMiguell