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Soy partidario de una sola forma de diálogo. Confío en el diálogo de los votos.

Que hable la ciudadanía en las urnas electorales, que sean los millones de venezolanos que se expresen abierta y libremente sobre el destino que prefieren.

El diálogo de votos es el más democrático, porque es una conversación que no se da entre cuatro paredes, no se lleva adelante con representantes o enviados especiales, sino que en él participan todos los venezolanos.

El diálogo electoral es la mejor forma y la más democrática de todas para que los venezolanos podamos resolver nuestras diferencias.

Y, si el régimen sigue empeñado en cercenarnos este camino, entonces tendremos que optar por el diálogo en las calles.

Sí,  el diálogo en las calles de toda Venezuela. Ese que se da con las suela de los zapatos, con  las consignas y con las manifestaciones pacíficas, pero contundentes en favor a un cambio en el sistema político y económico de la nación.

En las calles los venezolanos, quienes amamos la libertad,  dictamos el diálogo de la ciudadanía rebelde, activa y decidida.

Estas son las formas más precisas para alcanzar los objetivos nacionales.

En Miraflores le tienen pánico a las elecciones, y por este motivo aniquilaron el referendo revocatorio, en  el régimen le tienen pavor a la ciudadanía movilizada en las calles de la república.

Los venezolanos tenemos que estar conscientes de que nos estamos enfrentando a un régimen que, a pesar de sus bravuconadas, es una dictadura dominada por cobardes, que le temen a un enfrentamiento en condiciones normales y equilibradas.

Para la cúpula del régimen la opción de unos comicios aterroriza, porque están claros de que perderán cualquier tipo de medición ciudadana, esta es la razón de su fanatismo por el “diálogo”, este es el motivo por la cual se disfrazan de corderitos ante el enviado del Papa Francisco.

Frente a esto, los demócratas no podemos caer en el chantaje del diálogo, porque éste, mal entendido, sólo beneficiará a un régimen que se encuentra en el piso, golpeado y malherido.

Los demócratas tenemos que seguir presionando en la calle; quienes deseamos un cambio de verdad para nuestra nación tenemos que echar el resto en la construcción de una nueva nación con plena libertad para todos los ciudadanos.

Consciente de esto, siempre optaré por las opciones de la voz de la sociedad en elecciones y por la voz de los venezolanos en las calles.

Debido a esto, sigo el ejemplo que hoy están dando María Corina Machado y Lilian  Tintori, dos mujeres que parecen tener más pantalones que algunos dirigentes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).