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Última semana de julio, a golpe de seis de la tarde recibo una llamada de un amigo que me dice que unos delincuentes asesinaron al hijo de un compañero de partido en Caucagua, tenía solo 15 años y unos desalmados lo esperaron al salir de una fiesta para cometer el hecho. No pude evitar sentir una gran tristeza ante lo sucedido e indignación por lo que parecía para algunos un evento de cotidianidad delictivo más en Venezuela.

Días después, estuve en Santa Lucía y en poco más de una hora pasaron 5 funerales frente la casa en la que estaba, todos menores de 30, según cuentan los vecinos. Cada vez más cercanas historias de amigos y conocidos que no tienen qué comer, cientos de cadenas buscando medicinas y el más reciente caso de la detención de Jesús González, parte del equipo de Vente Venezuela en Nueva Esparta, quien defendió a un grupo de mujeres que protestaban por agua y eran reprimidas por la Guardia Nacional. ¿De qué estamos hablando?

Vivimos en una Venezuela convulsionada, la crisis humanitaria avanza a ritmo galopante y cada día que pasa se cobra la vida de miles de ciudadanos, y es que relatos como este los tienen los venezolanos todos los días. ¡La crisis hace tiempo que dejó de ser algo ajeno y lejano, ya la crisis toca a todos por igual!

Vemos cómo hoy día el socialismo muestra sus peores consecuencias, más de 1500 asesinados en el último trimestre (sólo en Caracas), la inflación por las nubes golpeando cada día mas fuerte el bolsillo (274% y se estima que cierre el año en 700%), los mercados y las farmacias vacías con colas kilométricas de gente ávida de comida y un régimen negado a salir del poder torpedeando desesperadamente la realización de referéndum revocatorio.

Venezuela no puede esperar más, estamos en la obligación de actuar con fuerza y contundencia, es evidente que el régimen no está dispuesto a reconocer la soberanía popular, ni mucho menos a someterse a un proceso electoral que no puedan manipular. Por eso, ante esta reacción del régimen, la respuesta que nos queda a los venezolanos es la de desobedecer y rebelarnos contra la dictadura para reconquistar la paz y la libertad.

El derecho a la rebeldía y a la desobediencia pertenece a los que tenemos el coraje de ejercerlo, la salida de Maduro y compañía es impostergable, pues ellos son el principal obstáculo entre los venezolanos y esa Venezuela libre que tanto soñamos, así que armémonos de coraje y recuperemos lo que es nuestro por derecho, nuestra vida, nuestra libertad y nuestra paz.

 @PepeJMartinez