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Abogado de Afiuni fija posición ante revocación de su defensa 

El coordinador político de Vente Venezuela en Falcón recuerda que Hugo Chávez fue quien condenó a 30 años de prisión a la jueza María Lourdes Afiuni, para atemorizar a todos los jueces venezolanos

(Coro. 07/07/2016) La revocación de la defensa en la causa administrativa de la jueza María Lourdes Afiuni, por parte de “los jueces del partido de gobierno” es la última acción de la “dictadura judicial”. Así lo dijo este jueves José Amalio Graterol, abogado de la jueza y coordinador político de Vente Venezuela en el estado Falcón.

“Con esta acción se regresa este caso a su punto de origen: el efecto Afiuni, caracterizado por la saña con que fue tratada la jueza de Venezuela, por órdenes del expresidente Hugo Chávez, quien tenía por objeto aterrorizar a todos los jueces para que ninguno se atreviera a contrariar los deseos del régimen. Esta acción obedece a una estrategia general de criminalizar toda disidencia, sea política o social, como en el caso de la falta de comida y medicinas”, dijo.

José Amalio Graterol indicó que “con este despropósito logrado, en nuestro país no se atreve ningún juez a decidir contrario a los intereses del régimen y a perseguir a quienes se quejen del hambre y la ausencia de medicinas para recibir los honores y premios de la ‘revolución”.

El abogado recordó que Afiuni fue sentenciada por Hugo Chávez en cadena nacional de radio y televisión, a 30 años de prisión. También resaltó que fue el mismo Chávez quien ordenó la reclusión de la jueza en “la peor cárcel, sometida a todo género de vejámenes, lo cual hizo que personajes como [Noam] Chomsky, defensor de derechos humanos y que había sentido admiración por Chávez, lo desnudase ante el mundo, pidiendo su liberación”.

Y continuó: “Ahora la dictadura judicial, a través del Tribunal Disciplinario de los jueces decidió revocar la defensa de la jueza, en la causa administrativa. La razón es porque quieren destituirla, a pesar de su evidente inocencia. Para ello, el tribunal, transformado en juez y parte, nombró un defensor complaciente de la dictadura judicial, para que los ayudase en su innoble y antijurídica misión, aspirando que, indefensa, pueda ser removida del cargo de juez”.

Para el abogado defensor, “son tan débiles sus argumentos y faltos de sindéresis, que necesitan la complicidad de la defensa, la cual no han obtenido ni obtendrán de nosotros, para mostrarle a los jueces que ellos persiguen sin límite y que desobedecer a la dictadura es prácticamente una sentencia de muerte que puede ser hasta física y civil. Es la “capitis deminutio” romana aplicada en forma agresiva y total contra quien no acepte los designios de la dictadura”.