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“Ser Socialista, inteligente y bueno es imposible, esto porque si eres socialista y bueno significa que no eres inteligente, si eres socialista e inteligente no es posible que seas bueno, pero sí en cambio eres inteligente y bueno jamás serás socialista”. Anónimo

Esa frase relata es la descripción más fiel de lo que es un socialista, aquel que saquea no solo la riqueza de los países, sino el talento de sus hermanos colectivizándolos en la miseria.

El socialista es aquel que cuenta con varias armas en su discurso, el cual puede usar según las circunstancias como:

La justicia social: cuando el socialista nombra lo que denomina la “justicia social” trata de movilizar el resentimiento de los ciudadanos que tienen necesidades, convenciéndolos de que ellos (los socialistas) en el Estado podrán resolver todos sus problemas y que no hará falta más que su voto para que este súper héroe izquierdista pueda darle a las familias lo que necesitan.

Claramente, esto llamado “justicia social” no existe, lo que sí existe es la justicia sin adjetivos, donde cada persona como individuo es reconocido y donde los políticos legislan en pro de otorgar oportunidades a través del mérito y reconocen que las sociedades abiertas y globalizadas son donde los que menos tienen de forma más rápida y eficiente pueden surgir y mejorar su calidad de vida.

El bien común: Cuando se habla del “bien común” el socialista se inspira, pone su mente a trabajar e inmediatamente surge un discurso llenos de falacias para que den sustento a su abstracción y pueden surgir cosas como “El bien común es donde hay seguridad”, “En los países nórdicos hay socialismo, eso es bien común”, “El bien común es donde existen todos los derechos para todas las personas”. Pero este término el “bien común” al final queda vacío de contenido y lo único que queda es adornarlos con globos y guirnaldas.

Realmente el “bien común” es algo que tampoco existe, aunque si existiese el “bien común”, en una sociedad de 30 millones de personas sería imposible calcular el bien exacto que satisfaga y beneficie a toda la población, pero aun peor,  el “bien común” es usado para atacar a la propiedad privada y la ética del saqueo es impuesta por el socialista a través de este término donde puede expropiar terrenos productivos, empresas exitosas y propiedades, levantando la bandera miserable de la ocupación por la fuerza y candando el himno que reza “el bienestar de muchos es más importante que el bienestar de pocos y por ende aquellos pocos serán sacrificados”.

Lo que realmente existe es el interés general, donde nadie es agredido ni tratado por la fuerza que la izquierda impone y sus derechos son respetados, pero más allá, ese interés general es el que permitirá que la integridad del individuo sea resguardada por un Estado limitado donde pueda buscar y conseguir su propia felicidad.

En sí, el mejor aliado de un socialista es el resentimiento, ese sentimiento en impotencia que reacciona al ver el éxito de los demás y que ve como enemigo a todo lo que surja inspirando envidia y odio.

Seamos individuos buenos e inteligentes, esos que con su trabajo y el sudor de su frente o su ingenio pueden progresar y ayudar a la sociedad a que progrese de la mano con la empresa privada, el Estado que no se entromete en la economía y la cooperación voluntaria.

Ya la izquierda ha destruido todo lo que ha podido y es hora de detener a estos planificadores arrogantes antes que nuestra república y las repúblicas hermanas sean destruidas nuevamente por ese encantador de serpiente y vendedor de humo que dice: “Yo soy de izquierda, yo soy socialista”.

«Los cristianos decían ‘Todo lo mío es tuyo»; los socialistas dicen ‘todo lo tuyo es mío». Winston Churchill

 @Riverols