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A  la luz de los resultados del 6 de diciembre y con la instalación de la nueva asamblea nacional el 5 de enero de 2016, hay muchas reflexiones que surgen en medio de la celebración por tan grata victoria, pues es verdad, muchos siguen intentado asimilar la contundente muestra de apoyo del pueblo venezolano por el cambio, pudiéramos aducirlo a una campaña verdaderamente admirable, a candidatos a la altura de la circunstancias, a la maquinaria electoral, o al descalabro de la gestión gubernamental, y todo sería cierto, pero especialmente habría que recordar las semillas de esperanza que quedaron sembradas en millones de venezolanos que apostaron aun futuro en mejores condiciones, a no tener que dejar el país, a conseguir oportunidades de desarrollo personal, al cese de los odios y la intolerancia, a la liberación de los presos de conciencia, al control de la corrupción y a iniciar una paulatina transición hacia la verdadera democracia y la institucionalización de la república.

La mayoría que somos, es esa, no es solo de 112 diputados, no se contabiliza nada más en 7 millones de votos, la mayoría que se constituye en Venezuela tiene una gran dosis de sentimiento popular, el dilema de los votos prestados, partidos políticos, “lideres indiscutibles”,  o fraudes imaginarios, se trata de las esperanzas de toda una población de vivir mejor sin importar tendencias y pluralidades de pensamiento, la unidad finalmente significó el anhelo  interno de cada ciudadano por el adecentamiento de la calidad de vida, y frente a ello como si hablásemos en un guión cinematográfico: “todo gran poder, conlleva una gran responsabilidad”, pues de ahora en adelante se debe cumplir con las metas pautadas, contribuir al caldo de cultivo de una sociedad renaciente desde sus cenizas, pasando por esa limpieza y reconducción interna por la que han transitado tanta naciones,  Sudáfrica después del apartheid, Chile y Argentina luego de las dictaduras,  Corea del Sur al terminar el conflicto armado con su vecino, Alemania al cesar el nazismo, así como buena parte del mundo al culminar la guerra fría.

Alexis de Tocqueville señalaba: “las naciones democráticas se preocupan poco por lo que han sido, pero les persiguen visiones de lo que serán”, y esa es la impronta que debe marcar a la Venezuela actual, la de la innovación frente a la crisis, para salir del desfase económico y de la polarización política; no hay sociedad viable cuando en la casa impera la división, la imposibilidad de ponerse de acuerdo, y la estrechez mental para comprender que solo unidos y con el aporte de las mejores propuestas, vengan de donde vengan, se puede avanzar hacia la prosperidad, en todos los ámbitos. Esta mayoría que somos, comparte el rechazo a los 28000 mil muertos consecuencia de la violencia, cifras comparables a la de cualquier guerra declarada, comparte las vicisitudes para sobrevivir en el camino a la hiperinflación, esta esperanzada en el regreso de mas un millón seiscientos mil conciudadanos en el exterior, para no ver el pasaporte como una alternativa ineludible, o por el simple hecho de salir a la calle y conversar con el otro sin temor a expresar cualquier idea producto del disenso libre.

Es hora de encontrarnos en la sensatez, la justicia, la cooperación, la tolerancia, la libertad, la reconciliación, el trabajo, la paz, y la reconstrucción de la república como ocupación compartida, el esfuerzo vale la pena, merece la oportunidad de redefinirnos de cara al futuro, con sentido plural y democrático, dejando atrás lo que hemos sido en los años más oscuros de la patria como les gusta llamarla a algunos, pero empeñados en ocupar los asientos mas elevados del mundo como nación y como ejemplo para el resto de la humanidad, la capacidad existe, laboral, industrial, académica, gremial, política, cultural, deportiva, tecnológica, etc, es infinita, es meritoria, es indomable, esta resuelta a darnos buenos resultados, es creciente, no solo simple o calificada, es absoluta e irreversiblemente mayoritaria, de todos, por todos y para todos los venezolanos.

Twitter: https://twitter.com/Daniel_Merchan