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Hemos llegado a un punto donde luchar ya no es una decisión, es la única opción

Han sido muchas las personas que a lo largo de la historia han recurrido a huelgas de hambre como medida extrema de protesta. Mahatma Ghandi, por ejemplo, no hizo una, sino 17, contra las detenciones que en ese entonces el Imperio Británico realizaba a quienes reclamaban por la liberación de India. También se recuerda a la activista judía Golda Meir, quien al concluir la Segunda Guerra Mundial, se declaró en huelga de hambre para protestar contra los centros de detención británicos destinados a los sobrevivientes del Holocausto. Quizás algunos no hayan escuchado de Amadeu Casellas, a pesar de ser una figura actual, un expreso español y militante anarquista, conocido por repartir el dinero que robó a diversas entidades bancarias y por las huelgas de hambre que protagonizó durante los últimos años de su estancia en prisión; la más famosa de ellas en el año 2009, que duró 99 días y casi le significa la muerte.

Hoy, 32 venezolanos se suman a esta lista arriesgando su salud y hasta sus vidas por una lucha que no podría ser más legítima. En el país se violan derechos humanos, se coartan las libertades, se ha destrozado el Estado de Derecho y la democracia agoniza. La crisis en términos económicos, sociales y políticos no tiene precedente y el mundo ya abrió los ojos ante lo que ocurre en el país. Si algo sobra, son los motivos para una medida tan extrema como ésta.

La semana pasada se conmemoró un nuevo aniversario de la muerte de uno de los escritores más influyentes que ha tenido la escritura universal, Franz Kafka. ¿Qué tiene que ver Kafka con nuestra tragedia? Que entre sus obras, planteaba siempre ideas que más que un cuento eran reflexiones filosóficas. Entre otras, se recuerda una que pareciera aplicarse a todos en algún momento de la vida: “A partir de cierto punto no hay retorno. Ese es el punto que hay que alcanzar”.

Eso ocurre hoy en Venezuela. Gracias al valiente sacrificio de Daniel Ceballos y Leopoldo López, al coraje de sus mujeres y sus familias, a la perseverancia y liderazgo de María Corina Machado, a la serenidad de Antonio Ledezma, a la entrega de todos esos jóvenes en huelga de hambre, a tantos otros presos por pensar distinto y a millones de ciudadanos que a pesar de los pesares, inasequibles al desaliento, no pierden la convicción de que esto va a cambiar, muy pronto seremos testigos de un nuevo amanecer para Venezuela.

Hemos llegado a un punto de no retorno donde luchar ya no es una decisión, es la única opción.  Esta lucha nos llevará a ser parte de un milagro que el mundo llamará Venezuela, una república que renacerá de las cenizas para prosperar en libertad y democracia. Es probable que esto tenga que empeorar aún más antes de que empiece a mejorar. Pero no hay otro desenlace posible para esta historia que el rescate de la moral y los valores por la mayoría decente.

En palabras de Kafka, éste es el punto que teníamos que alcanzar.

Aquí estamos.

 Twitter: @MiguelVelarde