Skip to main content
immediate bitwave Library z-library project books on singlelogin official

He visto, ya ni con asombro por lo cotidiano que se ha vuelto, el elevado índice de asesinatos que sufrimos los venezolanos.

Aquí, en Barcelona,  vemos como la delincuencia se devora la existencia de hombres y mujeres, jóvenes y adultos. Observamos como la crisis de seguridad es ya insostenible.

Recuerdo hace unos meses cuando el gobernador, Aristóbulo Istúriz, decretó aquello que los motorizados no podrían circular después de determinada hora en la noche. Aquella medida tuvo un debut y despedida en obras de instantes.

Me atrevería decir que la medida ni siquiera tuvo una semana de rigor.

Los patrullajes y alcabalas sólo son aplicados en Anzoátegui durante asuetos o feriados, el resto del año nuestras comunidades están huérfanas de apoyo policial.

Nuestros funcionarios siguen mal pagados y mediocremente armados, mientras que los factores organizados del hampa se encuentran bien apertrechados con armamentos muy sofisticados.

Estas líneas deben entenderse como un grito desesperado para obtener respuestas de los entes del Estado ante la realidad de la inseguridad cada vez más asfixiante.

Los jóvenes son las principales víctimas de una sociedad atrapada por la bandas de delincuentes que hacen y deshacen a su más infinito criterio.

¿Qué ha hecho el Gobierno nacional para combatir la delincuencia? Ni en la forma y menos en el fondo el sistema actual han abordado la gravísima situación de la delincuencia y por el contrario voltea su rostro hacia otro lado mientras miles de familias lloran por la desaparición de tal o cual integrante.

Los ciudadanos de este país estamos presos en nuestras casas. Las cifras de inseguridad hacen que los jóvenes, ni adultos puedan salir con confianza de sus casas.

La paradoja del socialismo es que los estudiantes se encuentran presos y los delincuentes en las calles. La ironía de este sistema es que los trabajadores no pueden salir de sus hogares mientras los vándalos hacen de las suyas sin la intervención de las autoridades.

La única invención que sufre el país, señor Maduro, es la de los malhechores.

El señor Maduro espera, en su ilusión y espejismos, a los marines de los EEUU. Él aguarda la invasión de los yankees, aunque no se percata que los únicos que están profanando el “sueño sagrado de la patria” son los hampones que andan sueltos por toda la nación.

¡Seguridad! Es lo que los ciudadanos piden a gritos y la única respuesta que obtienen del oficialismo es “gringos go home”.

Señor Presidente, señores gobernadores y alcaldes, especialmente el de Barcelona, es tiempo que se ocupen en atacar el flagelo de la inseguridad, porque esa invasión si está afectando a miles de ciudadanos.

¡Al no hacer nada, como hasta ahora, lo que demuestran es su complicidad!

 Twitter: @KarensRojasm