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El socialismo que nuestra nación padece desde hace tiempo no sólo tiene una justificación arrogante encaminada a la sed de poder, también tiene un conjunto de emociones y sentimientos, de todos el más destacable y peligroso es el resentimiento, este inmerso en un discurso populista y expresado a través de un líder carismático puede despertar en sus seguidores los más bajos instintos, alimentando así el odio colectivo responsable de tantas desgracias.

En Venezuela esta receta de odio, resentimiento y carisma viene gobernando por mucho tiempo, en todas partes se puede observar la intención del gobierno de izquierda de utilizar todos sus medios para despertar la desastrosa teoría de la lucha de clases. Lo más lamentable es que sectores que dicen ser adversos al sistema de resentimiento en lugar de combatirlo se hacen cómplices fingiendo que todo está normal y desconociendo el carácter comunistoide de la situación. Una explicación para eso es porque en el espectro estos mismos “opositores” dicen a viva voz que son socialistas y que el socialismo es otra cosa, típico argumento de los socialistas que al ver al socialismo comprometido se apresuran a comunicar que eso no es el “paraíso Socialista”.

La verdad es que socialismo sin resentimiento no es socialismo y que la izquierda sin resentimiento no es izquierda. Ahora bien para identificar mejor que es el resentimiento y como actúa es preciso recordar a Ruth Capriles cuando expresa que el resentimiento es una emoción que consiste en una experiencia repetida de sentimientos básicos negativos, como odio y envidia, que han sido reprimido por sentirse en situación de impotencia. Es un revivir de una respuesta emocional reprimida, negativa y reactiva contra otros o contra sí mismo. Negativaimplica siguiendo a Scheler que la calidad de la emoción es negativa, que contiene un movimiento de hostilidad. Dicha hostilidad es a todos o a ninguno; al destino, al ser humano, al cosmos o a los dioses, al sí mismo. Aunque últimamente esa misma hostilidad es dirigida a los que piensan diferente, sean estudiantes como Marco Coello o políticos insignes como María Corina Machado.

El resentimiento debe ser contrarrestado y no podemos olvidar que existen un conjunto de ideas de libertad que pueden vencerlo, y lo han hecho en distintas ocasiones, basta recordar ejemplos de ese colectivismo resentido como la Unión Soviética, la Alemania Nazi o la Italia Fascista para ver cómo fueron derrotados por la fuerza de los ideales liberales.Tenemos la oportunidad de salir adelante como individuos y con nuestras capacidades individuales para ayudar a nuestra civilización y eso lo haremoscon respeto a la propiedad privada, el estado de derecho y por sobretodo la libertad. Esa la manera de despertar de la pesadilla colectivista e ir a una Venezuela libre y soberana.

Para culminar es necesario citar al filósofo y economista ucraniano cuando expresa:

“No hay esperanzas para una civilización, cuando las masas están a favor de políticas nocivas”-Ludwig Von Mises”

Twitter: @Riverols